Lavabox tiene casilleros inteligentes en edificios de los distritos de San Isidro, Barranco y Surco (donde el ticket de gasto al mes es de S/100) y  el objetivo en los siguientes seis meses es cubrir entre el 50% y 60% de Lima y llegar el próximo año a provincias.
Lavabox tiene casilleros inteligentes en edificios de los distritos de San Isidro, Barranco y Surco (donde el ticket de gasto al mes es de S/100) y el objetivo en los siguientes seis meses es cubrir entre el 50% y 60% de Lima y llegar el próximo año a provincias.

Se calcula que pasamos entre un 30% y 40% más tiempo en casa, pero esto no significa disfrutar –necesariamente- de más horas libres; ya que con la pandemia muchos han tenido que convertir sus hogares en home office y centros de estudios, quedando un corto tiempo para los quehaceres propios del hogar, entre ellos, lavar la ropa.

Esta nueva realidad -sumado a la necesidad de preservar la salud, evitando salir e interactuar- dio origen a Lavabox, la startup peruana cuya propuesta es dar un servicio de lavandería sin contacto a través de casilleros inteligentes, que la propia empresa instala en edificios residenciales, donde las personas pueden colocar y recoger sus prendas limpias, planchadas y colgadas.

“Una familia emplea al menos entre 3 y 6 horas a la semana para lavar, planchar y doblar la ropa. Nosotros hacemos el trabajo por ellos, sin poner su salud en riesgo”, dice Gonzalo Chávez, su fundador.

Explica que para ello deben descargar la app, dejar la ropa sucia en uno de los casilleros a cualquier hora del día y compartir el código del mismo. Luego un equipo de reparto recoge la ropa, siguiendo los protocolos de bioseguridad ante el COVID-19, y envía un mensaje al correo electrónico con el monto a pagar.

Cuando la ropa está lista la devuelven a uno de los casilleros (lavada, planchada y colgada) y comparten el código de seguridad para que esta sea retirada. Todo el proceso demora menos de 72 horas, detalla.

“Los casilleros contienen contraseñas que solo el cliente y la empresa comparten por medio de la app, de esta manera la ropa está segura hasta que el cliente tenga tiempo para recogerla”, afirma.

EXPANSIÓN

La startup peruana ya lleva alrededor de tres meses operando en el país y en este periodo ha logrado instalar sus casilleros en siete edificios residenciales de Lima y hacer una alianza con la inmobiliaria V&V para ser parte de sus proyectos.

“Hoy estamos en los distritos de San Isidro, Barranco y Surco (donde el ticket de gasto al mes es de S/ 100), pero el objetivo en los siguientes seis meses es cubrir entre el 50% y 60% de Lima y llegar el próximo año a provincias”, señala el empresario y ex confundador de la fintech Kambista.

Asimismo, para el primer año de operaciones la meta es estar en 200 edificios residenciales.

Sostiene que, según el INEI existen 640.000 viviendas en edificios en lima, lo que denota un potencial enorme para el servicio de lavandería. “Solo en la capital este mueve alrededor de US$ 25 millones, aproximadamente”, indica.

REQUISITOS Y METAS

Menciona que los casilleros se instalan sin ningún costo y solo requiere que el edificio cuente con un mínimo de 15 familias y del espacio adecuado. El costo, además, es bastante competitivo con el de una lavandería tradicional, alrededor de S/ 7 el kilo, dependiendo de la zona, dice.

“Nuestro objetivo es ser el asistente personalizado de las persona en edificios residenciales, por ello la idea es expandir nuestros servicios a fin de hacerles más fácil la vida. Así, estamos evaluando competir también en el segmento de lavado de autos y arreglo de zapatos”, asegura.