Ejecutivos en Perú que manejan algunas de las minas de cobre más grandes del mundo están perdiendo la pizca de fe que tenían en la capacidad del presidente Pedro Castillo para impulsar al sector, a pesar de un giro moderado que le llevaría a dejar atrás ciertas propuestas radicales en el primer año de su gestión.
Directivos del sector dijeron a Reuters que las protestas que paralizaron dos grandes minas en Perú han golpeado la figura de Castillo, además de retrasar una cartera de nuevos proyectos mineros por US$ 53,000 millones en un momento de altos precios del cobre.
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“Fue un año en que se ha perdido una oportunidad. Los inversionistas extranjeros han perdido fe en la capacidad de Perú de llevar adelante proyectos mineros”, afirmó Raúl Jacob, presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE) y vicepresidente de finanzas de Southern Copper, cuya mina Cuajone suspendió sus faenas por un conflicto social.
Las Bambas, una de las minas de cobre mas grandes del mundo, paralizó este año su operación por 50 días y la empresa de la china MMG suspendió su objetivo previsto de producción mientras una tregua con comunidades pende de un hilo luego de que no se llegara a acuerdos tras conversaciones.
Los conflictos mineros se han convertido en una pesada cruz para el presidente Castillo, que encara investigaciones por denuncias de supuesta corrupción y cuya popularidad ha caído a mínimos desde que llegó al poder a fines de julio de 2021 prometiendo redistribuir las riquezas del país.
No se ven más proyectos mineros
Bajo este escenario, Jacob manifestó que no se ve en marcha un proyecto como Quellaveco de Anglo American, que comenzó a producir hace unas semanas tras invertir US$ 5,300 millones. “Durante más de 20 años hemos tenido de dos a tres proyectos desarrollándose de manera simultánea en Perú, como Quellaveco. No vemos otro al menos por ahora”, refirió.
Por su parte, el presidente y gerente general de la mina de cobre Antamina, Víctor Gobitz, comentó que con Las Bambas se perdió además la ocasión de discutir una solución más integral y sostenible en el tiempo, que podrían evitar futuros conflictos.
“No debemos improvisar en el sector. Hasta se pensó en aumentar impuestos al sector y tributar mas es poner en riesgo nuevos proyectos”, agregó.
A pesar de las tensiones, al menos tres grandes minas en Perú, incluida Las Bambas, están cerca de finalizar planes de expansión, aunque las perspectivas parecen mucho más nubladas. Antamina, propiedad de Glencore y BHP, espera la aprobación de un plan de US$ 1,600 millones que extendería la vida útil de la mina hasta 2036.
Newmont Corp está cerca de tomar una decisión final sobre su proyecto de sulfuros de Yanacocha de US$ 2,500 millones. Y las Bambas recibió los permisos para construir un nuevo tajo en la mina, aunque enfrenta una dura oposición de una comunidad indígena que se asentó dentro del área de la mina.
Gobitz de Antamina afirmó que la minería “mira a largo plazo y no toma decisiones basadas en la coyuntura”, sobre todo en negocios que ya están marcha y con compromisos adquiridos.
¿Qué hacer?
El presidente de la compañía de Minas Buenaventura, Roque Benavides, indicó que a pesar de que el clima en el sector luce ensombrecida, aun se pueden empujar los grandes proyectos, pero se requiere un giro de actitud.
“Para darle viada (a los planes mineros) el gobierno debería generar estabilidad, agilizar los permisos y potenciar las oficinas de resolución de conflictos sociales”, explicó.
Con información de Reuters