Sofía Salazar: "“Tengo una obligación conmigo y los demás de llegar a la meta”"
Sofía Salazar: "“Tengo una obligación conmigo y los demás de llegar a la meta”"

Esbozando una sonrisa y con el espíritu más joven que nunca, Sofía Salazar entrena a diario para participar, nuevamente, en una maratón. Con más de 25 años dedicados a este maravilloso deporte, que puso en práctica de casualidad, explica cómo se vio inmersa en esta fascinante aventura.

¿Cómo se interesó por el deporte?

La universidad, el trabajo y las responsabilidades de criar a un hijo me apartaron bastante de esta actividad, pero siempre trataba de hacer ejercicio en los parques los domingos. A partir de los 50 años, empecé a correr de manera casual luego de apreciar esta práctica en un grupo de personas.

¿Fue complicado al inicio?

Tuve dificultad, pues salir a correr no es como ir al parque. Tienes que tener una técnica para respirar, mantener el cuerpo erguido, levantar las piernas y correr sin caerte. No tenía conocimiento de todo lo que implicaba esta rutina.

¿Qué la motiva a seguir entrenando?

El apoyo que me brinda la gente en cada carrera. Se volvió una costumbre y también lo considero un reto. Cuando las personas dejan por un momento sus actividades y compiten junto a mí, voy a decir ¿ya no voy? No. Tengo una obligación conmigo misma y con los demás de llegar a la meta, no importa el tiempo que haga.

¿Qué le dice su familia cuando participa en una maratón?

Ellos se alegran cada vez que soy parte de una carrera. Incluso cuando me hacen una entrevista. Algunos de mis sobrinos han empezado a correr, también los hijos de mis amigos. Siento que los motivo, que los empujo un poquito hacia el deporte.

¿En qué categoría de la 42K participará?

En esta oportunidad voy a correr una maratón corta, de 21 kilómetros (una de las categorías), pues el año pasado participé en una de 42, con la que di por zanjada mi participación en las competencias largas.

¿Por qué?

Cuando estuve en esa ardua jornada, empleé el mayor tiempo que nunca imaginé realizar (seis horas y media). Terminé con una tensión nerviosa en el cuello y en los hombros que me imposibilitaban el movimiento para los lados. Me demoré en llegar a la meta, pero lo hice contenta porque mucha gente estuvo esperándome hasta el final. Ya no tenía derecho a una medalla, pero un muchacho con lágrimas en los ojos se quitó la suya y me la obsequió.

¿Qué opina de la juventud?

Tengo mucha esperanza en los jóvenes, los veo entusiastas participando en las maratones. Si pudiera ser parte de un equipo deportivo de una municipalidad, me preocuparía en averiguar dónde viven los niños que participan en las competencias con el fin de felicitarlos por sus logros, sin dejar de motivarlos. Quiero que los niños sientan que tienen alma de deportistas.