Estudió Comunicación Social, trabajó en un banco y también la hizo de fotógrafa. Sin embargo, fue hace 3 años que Cindy Chávez encontró el camino hacia el negocio propio, un anhelo suyo de siempre que halló inspiración un día en familia, mientras comían raspadilla.
¿Cuándo empieza tu contacto con el público?
Mi trabajo fue en un banco, en lo que era atención al cliente. Es ahí donde comienzo a conocer cada tipo de público. Desde el más amable hasta el que viene y se desquita con todos. Sirvió para saber hacer empatía y manejar todo tipo de situación.
¿Y cómo nace tu empresa?
Wuju es un proyecto familiar que comenzó cuando comíamos raspadilla. Pensamos que era un producto que no había sido explotado del todo. Así que nosotros decidimos hacerlo, primero combinando postres como la mazamorra o el pisco. Hicimos una fusión de sabores.
¿Qué tal fue el arranque?
Empezamos en verano y al final del mes encontramos nuestro punto de equilibrio. Notamos que funcionaba. Nuestra carta se amplió con helados artesanales y otros dulces. Comenzamos en Lima y ahora también estamos en Cajamarca, Huánuco, Pucallpa y Tarapoto. También hay locales que cuentan con nuestra franquicia.
¿Y hubo momentos duros?
Sí, claro. A veces te das con la sorpresa que sacaste un sabor que para ti era excelente; sin embargo, al final no funciona. Te preguntas ¿qué pasó?, y ves que no evaluaste ni hiciste un estudio de mercado. Una buena idea no garantiza el éxito, necesariamente. El gusto de uno no siempre coincide con lo que al público le gusta.
¿Cuál crees que es el secreto de tu éxito?
Acá trabajamos todos. Hemos formado un buen grupo humano. Cada uno sabe qué funciones debe cumplir y las hace bien. También hacemos reuniones donde todos lanzamos ideas, damos propuestas y evaluamos cómo nos está yendo.
¿Incluyen capacitaciones?
Es fundamental. Yo tengo estudios de marketing y pienso hacer una maestría. La encargada de hacer los jarabes también se capacita. Hay mucha competencia y se debe estar a la vanguardia. Hemos probado con sabores andinos entre los que destaca el de hoja de coca que tiene una gran aceptación.
¿Y tienes tiempo para ti?
Es verdad que a veces uno está ocupado, pero siempre hay tiempo. Hago deporte. Si quiero correr me levanto a las 5.30 a.m. También practico yoga.
Por último. ¿Se puede trabajar bien con la familia?
Sí, solo hay que separar bien el lado profesional del familiar. A veces tenemos ideas diferentes pero somos tolerantes. Cuando termina una reunión seguimos con el trato de familia. Si fuera diferente, lo mejor sería no seguir.