En diciembre último, Correo difundió el mensaje alentador profesado por Christine Jeyachandran, una misionera cristiana evangélica que ha puesto bajo control su cuerpo afectado por el trastorno del sistema nervioso central. Tres meses después, su propósito de crear la Liga Contra el Parkinson - Actívate, está dando resultados y ha sacado de su ostracismo a 26 personas.
Christine, quien ha superado las limitaciones de la enfermedad en base a sesiones de gimnasia, desea para sus pares una experiencia similar. El primer paso, y tal vez el más difícil, ha sido sacar de su encierro a un grupo significativo de personas de diferente edad, ellos son ahora el cimiento de Actívate, y el peldaño siguiente será involucrar a todos en el ejercicio físico como terapia.
limitaciones. “El Parkinson no es bueno. Existen las limitaciones físicas, la incapacidad de hablar alto y claro, el temblor, el arrastre, el babeo, no hay expresión facial, la falta de equilibrio, la frustración de no caminar bien, todo eso causa una pesada carga de vulnerabilidad que llevas a todas partes”, resume como diagnóstico la promotora de esta experiencia.
Actívate empezó el 3 de noviembre con 5 integrantes apoyados por dos profesionales del hospital Honorio Delgado Espinoza, uno de ellos es la psicóloga Rita Ames que ha fortalecido los conocimientos de Christine sobre manejo de grupo y emociones de los afectados por la enfermedad.
Desde entonces hasta febrero, se han reunido tres veces y en cada ocasión el número de integrantes ha ido en aumento hasta llegar a 26 personas que dejaron el aislamiento y están dispuestas a seguir en el camino de integrar y hacer crecer la Liga, deseosos de conseguir el control de sus movimientos.
“Las personas afectadas no tienen que tener vergüenza en nuestras reuniones. No tienen que explicar sus síntomas a nadie aquí porque nos entendemos unos a otros. La razón de nuestro nombre, Actívate, es que queremos hacer gimnasia, pero de verdad por razones complicadas no hemos empezado, aunque lo primero es que salieron de su escondite”, dice emocionada la promotora de la organización.
En dichas sesiones, con la ayuda de la psicóloga Rita Ames, todos pueden compartir sus ideas, algunos muy tímidos y otros menos, cuentan sus historias, las lágrimas no faltan porque finalmente tienen personas a su lado que los entienden.
A LA FAMILIA. Las reuniones están enfocadas en educación de las personas y sus familias sobre la enfermedad y sobre los ejercicios que pueden ayudar a superar sus síntomas para mejorar su calidad de vida.
Rita Ames indica que muchos sufren de depresión y apatía pero se les explica cómo funcionará la Liga Actívate, es decir, con su participación. Les cuesta dejar de enfocarse en sus debilidades, pero poco a poco han dejado ver esperanza en sus ojos.
Uno de los participantes, Juan, reconoció que al principio solo estaba interesado en reforzar su depresión por la enfermedad y sus síntomas, pero ahora mantiene la esperanza de involucrarse en los ejercicios físicos como medio para reducirlos y así mejorar su calidad de vida.
MUCHA FE. “Declarar que los pacientes tienen una discapacidad de movimiento es como creer en una profecía ya cumplida. Es mejor decirles que tienen una discapacidad por la cual la decisión mental del movimiento corporal y la respuesta del mismo no están de acuerdo. Teniendo esto en mente y agregándole esfuerzo mental, uno puede superar significativamente esta discapacidad”, sostiene el psiquiatra canadiense Norman Doidge, y los integrantes de la Liga Actívate, han empezado a creerlo.