Alfredo sabe lo que es ganar un premio importante, ya lo hizo con el Copé de Oro 1995 y ahora con otro importante premio como es el de Novela Corta “Julio Ramón Ribeyro”. Incansable en su actividad nos ofrece esta entrevista en la que también aborda la encargatura que tiene al frente de la Biblioteca Mario Vargas Llosa y el legado de nuestro Nobel.
¿Cómo te comunicaron la noticia de ganar el premio de Novela Julio Ramón Ribeyro y cómo te sentiste?
Fue una llamada telefónica unos días antes de que se diera el anuncio oficial, por lo tanto, la sorpresa fue intensa y, por supuesto, inesperada; pero, en este caso, no tuve una sensación de felicidad, digamos, sino de alivio, de satisfacción, como si hubiera culminado una tarea difícil, postergada o demasiado larga. Los premios son pues, como digo, pequeñas venganzas, y las venganzas son solo reencuentros, una necesidad de reencontrarse con uno mismo. Y eso he sentido con esta noticia, una sensación de encargo cumplido y a empezar de nuevo. He publicado varios libros de poesía y poca narrativa, me agrada la idea de que mi obra novelística se empiece a difundir.
¿De qué trata el texto ganador?
Se cuentan tres historias separadas en el tiempo; los ideales o el espíritu de esas etapas históricas se cruzan en la experiencia de los personajes, algunos reales y otros sacados de la ficción. Una de esas historias tiene que ver con la fragilidad del amor, no desde un punto de vista romántico sino de compromisos o lealtades, de ahí es que viene el título de la novela: “Las alas de la libélula”. Y, bueno, ya las historias tienen un lenguaje particular o la recreación crítica de nuestra realidad, de nuestra sociedad, que es lo que debe hacer toda obra literaria, y artística en general.
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¿Tienes pensado nuevos proyectos literarios?
Tengo poesía escrita y otros textos narrativos. Felizmente no he dejado de escribir, pero aún no he pensado en algo concreto para este año, una publicación en particular, salvo la publicación de la novela y de mis artículos literarios. Acaba de publicarse también un libro que contiene ensayo, entrevistas y relatos de seis escritores cusqueños en cuya obra se reflejan sus miradas particulares sobre el Cusco, que es donde he vivido algunos años.
Eres director de la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa ¿Qué medidas se están tomando para proteger los libros del Nobel?
La colección de Vargas Llosa está debidamente resguardada, es catalogada y exhibida al público con la debida seguridad, tanto en la casa de la calle San Francisco como en la casa museo de la avenida Parra. Hablamos tanto de libros como de traducciones, revistas, objetos personales y distinciones. Estas colecciones no solo son muy atractivas e interesantes, sino que transmiten una sensación de identidad y de esfuerzo intelectual que hay que fortalecer y transmitir a las nuevas generaciones. La biblioteca no ha dejado de prestar sus otros servicios y está siempre a disposición de quienes quieran promover su trabajo desde nuestros espacios.
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¿Qué proyectos de promoción de la lectura se piensan implementar este año?
Vamos a retomar la biblioteca itinerante, consolidar el sistema regional de bibliotecas, establecer mecanismos de trabajo con gestores culturales, instituciones y autores, hay que seguir con la tarea de modernizar y ampliar el servicio para el público, pero, sobre todo vamos a desarrollar acciones de mayor alcance e impacto cultural, que es el encargo de la gestión del gobernador regional, Rohel Sánchez, promoviendo, rescatando o visibilizando otras manifestaciones culturales a nivel regional. La biblioteca está en camino de convertirse en un centro de irradiación cultural en todas sus expresiones y mantener un permanente diálogo con toda la sociedad.