Anapaula Nicole Márquez Velásquez es nieta del gran “Patato Márquez” campeón de la Copa Perú en 1971 y el fútbol corre por sus venas, pues pasa de generación en generación. Ella tiene 18 años de edad y está empezando con su carrera de Psicología en el que se especializará en el deporte. La partida de su abuelito, su gran ídolo, causó una gran tristeza, pero espera llegar a ser tan grande como él.
¿Cómo se dio tu inicio en este campo del fútbol? Yo comienzo desde los 4 años, jugaba por mi jardín y lo hacía como mi hobby por así decirlo y mi abuelito “Patato” era el que me ayudaba también. Luego sacaron un equipo de colegio y gané mi primer premio de jugadora Fer play, un campeonato de la Copa Bebé a los 6 años más o menos y ahí comenzó lo serio. Yo era socia del Club Internacional y se acercan donde mis papás y les dicen que vaya a entrenar al club, voy, pero como vivía lejos y no había quien me llevara no volví a ir y lo deje ahí. A los 11 años dijeron que como tenía buenas condiciones para ir el equipo del Prof. Elvio Rodríguez que antes era Boca Juniors y ahora Arequipa Juniors, voy con mi prima y éramos las dos únicas niñas que jugaban porque era un equipo de varones y por una foto que nos tomaron empezaron a llegar más niñas.
¿Cómo fue tu primer gol? A los 11 años llegué a Boca Junior y jugamos un campeonato en Bellapampa donde mi abuelito (Patato Márquez) fue a verme jugar y ahí metí mi primer gol. Me sentí muy feliz con mi primer gol enfrente de él porque estaba ahí conmigo y se sintió bonito. A los 14 años vuelvo al Club Internacional para el campeonato de la Conmebol femenina y salí como goleadora con 17 goles y de ahí llega un evento de Nissan junto a la Champions League donde de otras ciudades me escogieron solo a mí. Viajo a lima y quedé entre los 5 mejores jugadores de 17.
Puede ser que en toda mi trayectoria habré metido más de 70 goles en campeonatos oficiales.
¿Qué legado te dejó el gran Patato Márquez? El mejor recuerdo que tengo de él es cuando nos fuimos a tomar la foto de legado y fue la última que se tomó conmigo, pues pasaron los meses y lamentablemente falleció. Siempre me decía que me espere y que no me apresurara con las cosas, que las cosas llegan cuando tienen que llegar, que no me desespere. Me desesperaba porque quería entrar a Melgar y quería jugar y me decía; espera que ya va a llegar. Él me enseño mucho y yo lo veo como un ídolo.
¿Has tenido una mala experiencia por ser mujer y practicar este deporte? Yo escuchaba de algunos compañeros que decían del porqué jugaba futbol si solo es para varones, pero hay un dicho, dice que el deporte no tiene género, cualquier persona puede hacer cualquier deporte. Yo lo ignoraba y trataba de hacerles entender que estaban mal para que sean un poco más abiertos. En mi colegio había uno que otro compañero que decía que el vóley solo era para mujeres hasta que eso cambió porque mi colegio saco un equipo de vóley varones y con eso creo que se abrieron más. Más bien a las jóvenes o niñas que están empezando, les diría que no hagan caso, que siempre va a ver personas malas por así decirlo, y que sigan haciendo lo que les guste y los padres las apoyen como lo fue conmigo.
¿Cómo llegaste al Melgar? Hubo un campeonato donde yo estaba en el Club Internacional y Melgar y estaba ganando y hubo un tiro libre y empatamos con ese gol. Le metí gol y es ahí donde me llaman de refuerzo para irnos a Puno, Chimbote, pero perdimos y fue cuando deje a Melgar después de un mes. Luego llego la pandemia y me estanque totalmente porque estaba estudiando en el colegio y tratando de cuidar a mis abuelitos para que no se enfermen. Pero después me entero de que a una profesora la habían jalado al Melgar como DT y fue cuando me llama para unas visorias, ingrese oficialmente al Melgar el 8 de abril.