Aprender el arte de los Salinas para hacer el pan de oro
Aprender el arte de los Salinas para hacer el pan de oro

José Salinas Neyra (56) solo tiene una imagen de su niñez: el taller de su padre, Luis Salinas Sosa (87). Con el paso de los años y el ir viendo el arduo trabajo de su progenitor fue adquiriendo las habilidades que lo convierten, hoy en día, en uno de los hombres más reconocidos en el trabajo de pan de oro. Diario Correo conversó con él sobre sus inicios y trayectoria.

¿Cómo se inicia en el trabajo de pan de oro? 

Yo siempre he sido muy pegado a mi padre. Y al trabajo a donde iba él, pues yo también iba. Pero yo iba con intenciones, digamos, de comer, porque mi padre luego de una jornada me llevaba a buenos restaurantes. Y así como jugando fui aprendiendo, mirando cada detalle de su trabajo. Recuerdo que empecé a dominar ya más la técnica cuando tenía 11 años más o menos. Y prácticamente ya trabajo solo desde que, o sea siendo responsable de un trabajo, desde los 15 ó 16 años.

¿Cuántos años lleva de dedicación? 

En el trabajo de pan de oro yo tengo casi todos los años de mi vida, porque desde muy pequeño vi trabajar a mi padre. Lo he ayudado siempre, como se dice popularmente, le daba una manito desde que estaba en el colegio hasta cuando estuve en la universidad.

¿Cuántos trabajos ha realizado con su padre? 

Todos los altares de la iglesias de Arequipa, sin excepción, son marca de Luis Salinas y mía. También me gustaría resaltar que somos autores del altar mayor de lo que fue el santuario de Chapi, que después de algunos años lo tumbaron. Ese altar, mi padre lo hizo desde sus cimientos en el 58 hasta el 60, y en el año 2000 lo fuimos a rehacer. En ese trabajo nos demoramos como 7 meses.

¿Estudió en alguna escuela de arte

Yo estudiaba derecho, pero lamentablemente empecé a ganar plata muy joven y lo dejé. Pero no me arrepiento, porque de la universidad yo hubiera salido con título de abogado, quizás hasta de doctor, pero hoy tengo el título de señor otorgado por mucha gente que reconoce mi labor a través de la responsabilidad y calidad de mi trabajo. Y todo eso se lo debo al ‘cabezón’ Salinas, que es mi padre. Además, en las escuelas de Bellas Artes no hay ese trabajo de pan de oro, por lo mismo que no hay las herramientas.

¿Cómo aprendió tu padre a trabajar el pan de oro? 

Mi padre tiene 87 años. Él aprendió el trabajo de su padrastro, y toda su vida, al igual que yo, me he dedicado al pan de oro.

¿Cuáles son las características del pan de oro? 

El pan de oro son unas láminas de 8 centímetros de largo por 8 centímetros de ancho, que vienen en unos libritos de paja de arroz, y esos paquetes tienen un valor de 600 dólares. Es muy costoso.

¿Qué herramientas utilizan?

Las herramientas no se encuentran en el mercado peruano. Los materiales sí, pero con un poco de sacrificio. Por ejemplo, el pan de oro es Alemán; entonces, nosotros nos valemos de amistades que nos traen de afuera esos materiales... Entre los años 50 y 60, mi padre, como era el único encargado en todas las iglesias, se hizo amigo de José Francisco Guadalupe Mojica, un cura franciscano, que de alguna manera heredó a mi padre algunas herramientas. Y haciendo gala de la picardía que nos caracteriza a los arequipeños, mi padre se las ingenió para hacer artesanalmente algunas herramientas que le faltaban. Por ejemplo, también hizo pelos de marta, que son carísimos, con pelos de conejo. Hay pinceles que están más de 200 dólares.

¿Es difícil dedicarse a este trabajo? 

Es difícil hacerlo, como cualquier otro tipo de trabajo, porque a los empresarios chicos en el Perú se los exprime de la manera más cruel; sin embargo, a los grandes no les pasa nada.

¿Existe otras personas que se dedican al pan de oro?

No hay competencia. La única que existiría es la que tiene mi padre conmigo. Hay veces que el me quita los clientes (risas).

¿Cuáles son los trabajos que más recuerdas?

La Virgen de Chapi, la Virgen de las Angustias que está en la iglesia San Francisco, los altares de la Merced, el santuario de Cayma, esas son las más representativas.

¿Cuál es la mejor herencia que le está dejando su padre? 

El talento para hacer trabajos en pan de oro, el cumplimiento y la responsabilidad que inculcó en sus hijos.

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