“He sido el obispo que dentro de su catedral, que es el lugar desde donde el obispo enseña a sus fieles, les transmite la doctrina y les aconseja. Luego los fieles toman sus decisiones, entonces esto es un deber del obispo”, así se defendió ayer el arzobispo de Arequipa, Javier del Río Alba, ante las críticas de políticos y ciudadanos durante los últimos días.
Durante su participación del Corso por la vida en Arequipa, sostuvo que su cargo le permite pronunciarse desde la iglesia y no transgredió la neutralidad de las elecciones al exhortar a los católicos a no votar por dos candidatos, a los que criticó por su apoyo al aborto y la ley de unión civil.
Además, Del Río Alba manifestó que no recibió cuestionamiento alguno de sus superiores.