Era 1856 y la guerra civil había estallado en el Perú, y en las calles de Arequipa se vivía un ambiente tenso y peligroso. Salir a la calle significaba recibir un balazo de algún lado. Manuel Ignacio de Vivanco está en la torre de Santa Marta -decía la gente-, y en el otro lado, por la calle Santa Rosa, está Ramón Castilla.

En el convento de Santa Rosa, un niño corría de un lado a otro, todos gritaban asustados, los gritos y el silbar de balas continuaba.

Un grupo de militares comandado por Castilla decidió ingresar al convento de Santa Rosa. rompieron las puertas ingresaron y subieron al techo, vieron un niño. Entre el polvo y el movimiento este desapareció, pero algo según cuenta la leyenda hizo que se retiraran, que todo se pusiera en calma.

FE. Pasados los días una de las monjas se dio cuenta que había en el claustro la imagen de un niño Jesús. Distinto, algo cabezón. “Lo llamaremos niño cabezoncito”, dijeron esa vez y el nombre quedó para siempre. Según la madre priora del Monasterio de Santa Rosa Sor Isabel del Espíritu Santo Cruz el cuidado de la curiosa imagen estuvo a cargo de Sor Josefina Delgado Linares hasta que murió después paso al cuidado de la madre Rosa Manrique.

“La devoción fue un milagro, la gente se acercó al monasterio a preguntar sobre una imagen de un niño con la cabeza algo grande y luego se enteraron que la imagen estaba en el claustro”, contó Sor Isabel.

Un día una mujer, Iris Aliaga presentó la propuesta de sacar al niño en procesión el día de resurrección.

La propuesta fue aceptada, la primera vez que salió fue hace treinta años atrás, recorrió la calle Santa Marta y San Pedro.

“Sacan a la virgen del Rosario a la puerta principal, calle San Pedro mientras que el niño cabezoncito es sacado por la puerta de Santa Marta luego se encuentran en la intersección de las calles y ambas imágenes ingresan a la iglesia”.

Después de esta acción la imagen estará en exhibición al público durante 50 días hasta Pentecostés, luego será ingresado al convento hasta el próximo domingo de resurrección.

El acto religioso es un rito acompañado de cantos y de palmas. Alegrémonos porque el señor resucitó, aleluya, es un día de fiesta aleluya.

Devoción. Muchas personas según cuenta Sor Isabel visitan la casa religiosa para dejar cartas dirigidas a la imagen.

“Sanciones, trabajo, paz interior son algunos de los pedidos. Muchos regresan con presentes. Algunos me han contado que los curó de algún mal en la cabeza alguna enfermedad terminal, otros que encontraron trabajo después de pedirle al Niño cabezoncito”.

Este Domingo de Pascua, la imagen saldrá en procesión a las 6 de la mañana, desde la Plaza España.

Dicen que la imagen vence a la muerte, una calavera en su pie significa esa superioridad. Y aunque desde ese incidente de la guerra civil no se le ha visto caminar se sabe que si existe fe todo deseo se puede cumplir.

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