GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Han pasado ocho días desde que el terremoto de 6.8 grados en la escala de Richter sacudió a la provincia de  en Arequipa, y los movimientos telúricos no cesan. Vanessa Fernández Zárate, cada vez que siente un réplica sale corriendo de su casa hecha a base de bloquetas de adobe en el anexo de Malco, uno de los más alejados del distrito de Acarí.

“Tengo miedo vivir en mi casa, pienso que se va a caer en cualquier momento”, narra mientras observa a su hijo Jean Pierre (13) quien tiene sindrome de Down. Y es que el día del terremoto, ella estaba fuera de la casa con su pequeño y su esposo Fredy Maldonado, pues se alistaban para salir a la chacra. “Siempre me pregunto qué hubiera pasado si hubiéramos estado durmiento, mi pequeño es especial y no se levanta”, señaló. Narró que cuando ingresó a su dormitorio todo estaba con polvo, toda vez que pues las esquinas colapsaron y cedió parte de la pared.

TESTIMONIOS. Vanessa recibió una carpa de lona de la Municipalidad Distrital de Acarí así como frazadas, catres y un poco de víveres, pero aún utiliza su cocina rajada para preparar sus alimentos.

“Estos temblores me dan mucho miedo y solo pido al Gobierno que ayuden a la gente que verdaderamente hemos sido afectados y nos den módulos de vivienda. Queremos que se acuerden de nosotros con los programas de vivienda, necesitamos casas seguras y de material noble”, señaló.

Como ella, cerca de quince familias viven en Malco, ubicado a más de dos horas de Acarí, donde todas las casas son de adobe y quincha con barro. No tienen agua potable. En ese anexo también encontramos a Ney Barrera quien trabaja como peón en el campo y desde el día del sismo duerme con la puerta abierta, porque el pequeño cuarto que le brindó su patron tiene rajaduras, no tiene casa propia.

En el anexo de Machaynioc habitan 30 familias en edificaciones rústicas (estera y carrizo) . Ahí, el susto fue grande, pero los daños no muchos. Estos pobladores, lo que más temen son los huaicos y el aumento del río Acarí, que llegó a 200 m3/segundo y amenaza con desaparecer al pequeño poblado.

APOYO. En el anexo de Huarato, Elba Pedroza contó que el año pasado, 15 familias calificaron para acceder a créditos de Techo Propio, ya que también viven en casas de adobe y quincha con barro, pero el apoyo nunca llegó, toda la ayuda se fue al norte.

El último viernes, la municipalidad de Acarí llevó frazadas, catres y víveres a estos pueblos, donde también se verificó los daños y problemas. Todos los anexos visitados carecen de agua potable las 24 horas e incluso algunos consumen agua de acequía.

Presentaron proyecto para defensas ribereñas

El alcalde distrital de Acarí, Enrique Riveros, narró que en marzo del año pasado presentó un proyecto para el mantenimiento de defensas ribereñas y enrocado del río en los anexos de Machaynioc, Molino, sector Puente Nuevo, Tambo y Acarí, pero no fueron atendidos. 

“Nos han dicho que no hay recursos pese a que lo elevaron al fondo para Intervenciones ante la ocurrencia de desastres naturales (Fondes). Riveros narró que hace 30 años su distrito no recibe apoyo para enrrocado.

TAGS RELACIONADOS