En un desvío de la ruta hacia el distrito de Uraca, en la provincia de Castilla, se encuentra Toro Muerto, un territorio con petroglifos de hasta cuatro culturas. Son miles de rocas con imágenes grabadas que tienen hasta mil trescientos años de antigüedad.

Si bien el recorrido tarda unas tres horas como mínimo para conocer lo más importante del lugar, el calor insaciable no es un impedimento luego de ver las obras de arte en las rocas.

Una botella de agua, ropa, ligera, bloqueador y sobre todo muchas ganas de conocer un lugar lleno de obras de arte que nuestros antepasados hicieron en las rocas de este lugar que para muchos guías de turistas, fue un recinto sagrado.

Son alrededor de 6 mil rocas las que se encuentran en un espacio de 5 mil metros cuadrados.

Joel Quicaña, que es de la zona y dirige su agencia de turismo Wayki Adventures, empezó a conocer e investigar desde el 2002 todo sobre el lugar. Ha identificado que los autores pertenecieron a varias culturas que en algún momento llegaron hasta este lugar considerado el repositorio más grande del mundo.

Sin embargo, lamenta que con el paso del tiempo se siga depredando. “Este es un magnífico lugar que muy bien podría ser explotado de mejor manera para atraer a los turistas, pero las autoridades no lo ven así. Las personas que llegan han destruido las piedras y lo siguen haciendo”, sostiene.

Si bien hay un vigilante, Robert Sulla, no se abastece para evitar la incursión de quienes hacen grafitis sobre las piedras.

ARTE

Los grabados son de animales, personas, incluso personajes sobrenaturales a los que según Joel Quicaña, se le pueden considerar dioses que en algún momento fueron adorados por nuestros antepasados.

“Las personas de ese tiempo venían aquí a pedir y a hacer sacrificios, porque muchos animales dibujados tienen un corte en la cabeza, o en las patas, quizá porque sabían que esos animales a los que representaban en esos dibujos eran malos o hacían algo malo”, indica.

Las culturas que más se ven representadas en los dibujos son Wari, Chuquibamba e Inca; sin embargo, no se descarta la presencia de los Moche, porque en una de las tantas rocas se puede apreciar la imagen de dos Guerreros Mochica, así como se cree que en algún momento llegaron personas de las Cultura Nazca y Tiahuanaco.

Si bien el lugar es desértico por la arena y rocas, acá no son ajenos los animales, porque según cuenta el cuidante Robert Sulla, habitan zorros, serpientes pequeñas, lechuzas y gaviotas que vuelan desde el valle.

Daños a las rocas con los grabados

Para Joel Quicaña existe un cultura más que trata de malograr el arte que dejan en las rocas.

La cultura destructiva que deja la gente que visita este repositorio, porque hay varias rocas que fueron dañadas con dibujos realizados por personas.

“Las personas que vienen a ver los petroglifos deben respetar y ayudar a preservar esta área que tenemos. Este lugar puede ser un punto más para atraer el turismo, debemos cuidarlo”, sostiene el guía que empezó a estudiar a Toro Muerto desde el 2002.