El visitante que  no llegó al  hospital Honorio Delgado
El visitante que no llegó al hospital Honorio Delgado

Durante su paso marcado por el compás de la banda de la Policía Nacional, el Cristo Moreno ingresaba en anda al hospital Honorio Delgado y pasaba por la alfombra multicolor de flores y aserrín que era diseñada y elaborada por Alfredo Vásquez Osorio (71) un extrabajador del área de Logística y Patrimonio del nosocomio.

Con el cálido sol de la tarde, era recibido en la puerta principal por los trabajadores y algunos enfermos que estaban en condiciones de poder desplazarse desde sus camas, los primeros en pedir por su salud y pronta recuperación eran los pequeños internos de la unidad de Pediatría.

CAMBIOS INESPERADOS

Este año, la pandemia no solo restringió la presencia de la venerada imagen en el nosocomio, también apagó la luz de quien daba vida al dibujo multicolor que se trazaba en el suelo para recibirlo. Alfredo Vásquez fue víctima de la COVID-19, no pudo superar la enfermedad, pero el recuerdo de su amor a Cristo Moreno permanece.

Los empleados del hospital recuerdan a Alfredo como el más ferviente devoto del Señor de Pachacamillas, además de su formación profesional, Vásquez Osorio llevaba la vena artística pues no solo elaboró muchas veces la alfombra sino también fue quien pintó un cuadro del Señor de Los Milagros y se lo regaló al hospital y permanece en la capellanía del nosocomio.

La pandemia por el nuevo coronavirus obligó a que toda actividad que convoque multitudes sea suspendida para evitar los contagios del mortal virus, pero a pesar de la ausencia del Cristo Moreno la fe hacia él se ha mantenido inquebrantable.

DEVOCIÓN A LA IMAGEN

El sacerdote Mario Chávez Mesa es el capellán del hospital desde hace cinco años y los días en que se esperaba la visita del Señor se preparaba de una forma diferente durante la “Lectio Divina” que significa “Lectura Divina” que realizan los sacerdotes al recorrer los pasajes de la Sagrada Escritura de manera espiritual para más tarde y frente a la imagen, compartir las reflexiones con los presentes.

Los preparativos para recibir al Cristo Moreno variaron un poco. Ya no hubo reflexiones en público sino a través de una homilía que fue transmitida por redes sociales para los trabajadores y pacientes.

Además, durante la mañana hizo el acompañamiento espiritual a personas que buscaban consejo como lo pidió una señora de avanzada edad angustiada porque, obligada por las circunstancias de la pandemia, había dejado de lado la ceremoniosa costumbre de oler muy de cerca todo aquello que habitualmente adquiría en el mercado. Además de no salir de casa, le preocupaba que los productos no habían pasado su riguroso control olfativo. “El virus ha cambiado el comportamiento y las costumbres de la gente, lo ha cambiado todo”, comentó el cura.

El padre Mario también visitó a los enfermos del hospital como habitualmente lo hace, pertenece a los religiosos Camilos y su orden así se lo pide. A pesar de tomar todas las medidas de bioseguridad, el capellán ha sido alcanzado por el virus, pero a pesar de la intensa fiebre que padeció y lo llevó al delirio, superó la enfermedad.

En el nosocomio no se observa la ebullición de los fieles devotos ante la presencia del Señor de los Milagros, se mantiene el distanciamiento y sus imágenes no se tocan ni se besan como usualmente ocurría. La presencia del coronavirus ha modificado el comportamiento de las personas, pero no la fe.

El personal de algunos servicios ha instalado pequeños altares para orar y pedir la sanación de los enfermos. La imagen del Señor de Los Milagros recibe a todo aquel que cruza el umbral de la puerta principal del hospital, coloridas flores la rodean y desde lo lejos, familiares y trabajadores se persignan y encomiendan antes de continuar su paso hacia el interior.