“¡Nos salvamos de milagro!, la tragedia hubiera sido mayor si mi familia se quedaba dormida y si la totalidad de mi casa estuviera construida”, narró preocupada Liliana Vizcarra, quien vive en la casa ubicada en medio de los dos centros comerciales de Arequipa que se quemaron el último sábado en la quinta cuadra de San Juan de Dios.
Conejos, cuyes y una gallina yacen calcinados en medio de sus corrales en la azotea de la vivienda familiar.
El fuego no solo terminó con el proyecto de crianza de cuyes que tenía su sobrino, como parte de sus estudios, sino con todo el espacio destinado a la zona de lavandería . El fuego hizo que una de las paredes se des plome.
MATERIAL. En el techo quedan restos de prendas de vestir, lavadores, ollas, zapatos, frazadas, tuberías de servicios básicos que se guardaba para continuar la construcción de la parte interior de la vivienda; todo está inservible.
Su hermana Sarahí pide la reparación de los daños a los responsables del incendio.
“Alguien tiene que pagar, la vivienda ya no es segura porque los fierros de las columnas se dañaron”, lamentó.
Al interior del predio, aún se siente el olor a quemado. Las paredes de los dormitorios tienen rajaduras y están húmedas por el agua que se usó para apagar el fuego. La familia teme que su vivienda se desmorone como pasó en el terremoto del 2001. “Nuestra casa es antisísmica, pero con el fuego se dañaron las instalaciones. Las conexiones de internet, teléfono y luz quedaron inservibles”, dijo. Negaron las versiones de algunos comerciantes que estimaron que la casa no sufrió daños.