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Cualquier individuo es capaz de hacer algo para cambiar el mundo, es en síntesis parte de la filosofía de Jody Williams, la norteamericana ganadora del Premio Nobel de la Paz en 1997 y quien formó parte de la gala de personalidades agrupadas en el Hay Festival 2016 en Arequipa.

Con una sencillez absoluta, Williams nos envolvió en una narración de hechos que se remontaron a su infancia, cuando en diálogo con el sacerdote católico de su iglesia descubrió que la fe no era suficiente y que era necesario asumir posiciones y actitudes que conlleven a un cambio en la sociedad.

Para Williams, esto es lograr el bienestar colectivo, el cese de la guerra (donde sea) y el respeto a la vida.

Por eso no dudó en repetir que “fue increíblemente estúpido votar por el No” en el plebiscito sobre el acuerdo de paz con las FAR en Colombia, como estúpido también le ha parecido votar por Trump en Estados Unidos.

“Tengo miedo, yo tengo miedo”, reiteró al referirse a lo que puede ser el gobierno de Trump y se apura a preguntar “’¿cómo es posible que se pueda votar por alguien que se expresa tan mal de su propia hija?”, trayendo a colación expresiones del entonces candidato y que fueron repudiadas por miles de mujeres.

Jodi Williams comenzó involucrándose con los efectos de la Guerra de Vietnam y se hizo activista, aún lo es ahora a sus 66 años. Fue el 19 de mayo de 1970 cuando los estudiantes estadounidenses decidieron no ir a clases protestando por la obligatoriedad del servicio militar, luego vinieron nuevas marchas y protestas diversas, hasta llegar a una lucha incansable para erradicar del mundo las minas antipersonales, lo que le mereció el Nobel.

“Yo creo que soy como soy porque así soy”, dice con cierta modestia, como queriendo desligarse de los rótulos de mujer valiente y extraordinaria, sobreviviente del abuso y promotora incansable de los derechos de las mujeres y las personas en general.

En el diálogo con la periodista Clara Elvira Ospina descubrimos que siendo niña quiso ser Papa de la Iglesia Católica, pero se dio cuenta que no podía, por ser mujer, esto marcó sus acciones.