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Fue en el río Majes de Uraca, Corire (), donde Evangelina Cacya conoció a Julio Fernández Morán. Él salía de las aguas con unos lentes de bucear. En una mano llevaba una red con varios camarones que aún se movían. No dejaron de verse. Ella paró de ofrecer los camarones que tenía en una tina. El amor surgió esa mañana de 1977 y ya llevan 37 años de casados y de infaltables platos de camarones. Son dueños del restaurante “Los portales del sol”, ubicado a unos metros del río Majes en donde se conocieron. Diario Correo conversó con ellos sobre su trayectoria culinaria y su pasión por los crustáceos de buen sabor.

¿Cuántos años llevan en la cocina?

Ya tenemos algo de veinticuatro años dedicándonos a la preparación de diversos platos utilizando como principal insumo al camarón.

¿Fue difícil poner un restaurante? 

Claro, todo el primer año fue muy difícil. Cuando iniciamos el restaurante, empezamos con una mesa y cada año fuimos colocando más. Todo depende del esfuerzo y ganas que se le ponga a algo para poder tener buenos resultados. Luego ya vinieron mejores momentos. Las familias Reinoso y Cáceres fueron los que nos motivaron mucho para que pusiéramos nuestro local. Recordamos que nos dijeron: “preparen. Nosotros vamos a ser sus primeros clientes y vamos a traer a la clientela”. Y así fue. Poco a poco fuimos teniendo más clientela.

¿Cómo aprenden a cocinar? 

Aprendimos mirando y degustando, hasta experimentábamos con los sabores. Nos hemos divertido mucho en ese proceso. Nos calificamos el uno al otro y así fuimos aprendiendo. También hemos invertido en nuestra preparación asistiendo a cursos y capacitaciones de gastronomía donde hemos podido conocer muchísimo.

¿Cuál es su especialidad? 

Nuestra especialidad, a pesar de que sabemos cocinar otras cosas, son los camarones. El que toda la gente termina chupándose los dedos es el “Sargento de camarón”.

¿Por qué le pusieron ese nombre? 

Por que es el plato que manda, el que lidera a los demás.

¿Qué les dice la gente cuando lo prueba? 

Ufff... Nos dicen que es exquisito. Quedan encantados. Quieren hasta repetir a pesar de que ya están llenos (Risas)... Una vez visitamos Cusco para un feria gastronómica. Recuerdo que llevamos cuarenta y cinco kilos de camarón, y los preparamos todos. No quedó nada. Y la gente quería más.

¿Cuántos platos venden diariamente? Normalmente vendemos unos ciento cincuenta a doscientos platos. Pero en fiestas se vende más.

¿Cuál consideran que es su secreto? 

Estar unidos y hacer todo con amor. También, atender muy bien a la gente. Eso es primordial, darle lo mejor al cliente.

¿Les ha pasado algún imprevisto mientras preparaban los camarones? 

Sí. Varias veces, diría yo. Una vez estábamos preparando la tortilla y, como siempre viene varia gente, se nos quemó la tortilla (Risas).

¿En cuantos eventos han participado? 

En varios. Tratamos de hacernos más conocidos así que tratamos de participar en todos los que podemos. Por ejemplo, ahora vamos a participar en el festival del camarón que está realizando la municipalidad de Uraca. Creo que van a participar un promedio de sesenta restaurantes. Va estar bueno. La última vez que participamos vendimos casi todos los platos que llevamos.

¿Cuánto cuesta un plato de camarones? 

Un precio promedio es de treinta y cinco soles. Varía dependiendo lo que pidan.

Los frutos de su amor, sin duda han sido los deliciosos platos que preparan ¿les ha dado hijos, también? Por su puesto. Tenemos cuatro hijos que son la inspiración de nuestra vidas. Ellos nos han ayudado mucho cuando ya estuvieron más grandecitos. También tenemos la dicha de que una hija tiene su restaurante en Aplao. Ella prepara los mismos platos que nosotros. Creemos que hasta nos ha superado.

¿Qué esperan conseguir más adelante? 

Bueno... Suponemos que seguir aprendiendo más. La vida se trata de eso, de nunca dejar de aprender algo nuevo. También queremos llegar a Mistura en Lima. Esa es nuestra meta.

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