El gran reto que tuvieron los hombres y mujeres policías arequipeños, además de luchar contra la delincuencia, fue enfrentarse a un virus invisible. La enfermedad les ha quitado a 72 de sus colegas en tan solo 9 meses. Pero los agentes saben que deben continuar de pie, dándolo todo por el prójimo.
Uno de ellos es el superior PNP Leoncio Fidel Vela Paz, agente que brinda servicio en el hospital COVID-19. A diario no solo apoyó a doctores y enfermeras a ingresar a decenas de enfermos al Área de Emergencia, sino también a poner orden, pues era común que el personal médico y administrativo sean víctimas de agresiones por parte de los familiares de los contagiados que buscaban atención inmediata.
“Siempre hay el miedo de que te puedas contagiar porque en Emergencia tienes que ayudar sí o sí al ciudadano. Nunca se distinguió el medio económico que tenía, era nuestro deber servir”, indicó el agente de 58 años con varios años de servicio en el nosocomio.
VIOLENCIA POR DUELO
Una de las experiencias que más recuerda son los momentos en que tuvo que lidiar con personas violentas.
“Los familiares de los contagiados agredían a los médicos, a las enfermeras. Imagino que era por la impotencia que sentían, querían que sus familiares fueran atendidos primero, pero eso no se podía hacer, había turnos, pacientes más graves”, mencionó Vela.
Lamentablemente, al igual que infectados graves, había personas que llegaban al hospital, pero fallecían en el ingreso del área crítica.
“Llegaban pero ya en los mismos carros fallecían, teníamos que apoyar con cargar los cuerpos a Palotogía, no estaba en nuestras funciones pero teníamos que apoyar, todos éramos uno solo, los médicos, enfermeras, los auxiliares, todos”, dijo el superior.
Esta etapa tan difícil que le tocó vivir al policía no fue fácil de sobrellevar, pues siempre existían sentimientos encontrados.
“A veces no se podía a aguantar, uno lloraba, los médicos, las enfermeras, se desesperaban al no poder salvar a los enfermos. Era realmente triste”, agregó el efectivo policial.
El policía cuenta que permanecer días en el establecimiento provocó que también se infectara. “Piensas que te vas a morir, el mundo se te viene encima, pero muchas veces no es así. En mi caso fui asintomático”.
SIN DESCANSO
Quienes también tuvieron una tarea difícil fueron los agentes de la División de Investigación Criminal de Arequipa. Pese a que el personal enfermaba a diario, sus ganas de combatir los actos delictivos los llevó a continuar trabajando.
El jefe de la división, coronel PNP Carlos Urbina Bareto, reconoció que los agentes a su cargo se esforzaron para lograr por ejemplo la captura de feminicidas, homicidas, tratantes, o traficantes de drogas.
“Han logrado grandes objetivos, en la incautación de drogas, esclarecimientos de hechos delictivos. En los casos de feminicidios por ejemplo, son 7 casos de los cuales todos están resueltos, 6 de los autores de los crímenes están cumpliendo prisión en penales y uno está con orden de captura”, indicó el jefe de la división.
En el caso de homicidios, el panorama es similar y los asesinos ya purgan pena. “Es un reto que no es sencillo cumplir, cada agente sabía el riesgo que corría al salir a la calle, pero han cumpliendo con su función a bien de la ciudadanía”, resaltó la autoridad policial.
Urbina cuenta que la pérdida de familiares, amigos o colegas, fueron golpes muy duros.
“Felizmente, no hemos tenido fallecidos en la división, pero sí de personal que tenía síntomas muy fuertes. Después de ser atendidos han logrado recuperar su salud y reincorporarse al trabajo”, dijo el coronel.
CARITATIVOS
El noble gesto que tuvieron los agentes durante los primeros meses de la pandemia fue apoyar a las personas cuya condición económica era limitada. Fueron muchas las comisarías donde los agentes de forma voluntaria utilizaron parte de sus sueldos para adquirir alimentos.
En otras instituciones contaron con apoyo de empresas privadas u organizaciones sin fines de lucro para poder llevar aunque sea un desayuno a la mesa, principalmente de niños y adultos mayores.
En el caso de la dependencia policial de Cerro Colorado, el jefe y comandante PNP Carlos E. Blanco Osorio recuerda que el trabajo que se hizo en la institución fue siempre pensando en la población. Gracias a los aportes económicos que hacían y las donaciones que recibían, pudieron llevar desayunos y víveres a más de mil familias más vulnerables de Cono Norte de forma continua y por varios meses.
“Aquí se apoyaba a quien realmente lo necesitaba. A quienes no les llega la ayuda porque no estaban registrados en ningún padrón, sin luz, agua. Empezaron con aportes propios y luego se unieron empresas como Rico Pollo, quienes daban desayunos y nosotros lo canalizábamos. Familiares y amigos también se unieron a esta iniciativa”, recuerda el jefe de la comisaría.
“Siempre hemos estado presentes, no habido ni un día desde hace prácticamente 200 años en que la policía haya dejado de trabajar. En la crisis hemos trabajado para evitar la expansión del virus dando cumplimiento a las medidas sanitarias”, indicó el jefe policial.
La labor en las calles provocó que la institución cerreña perdiera a dos de sus integrantes, lastimosamente.
“Nos duele, eran personas muy correctas, muy decentes, reconocidas en el distrito, es más, uno de ellos ya debió haber pasado al retiro pero decía que esta era su última lucha y al final lo fue”, precisó Blanco.
Los policías continúan en pie, sin descanso.