El movimiento de su cama hizo que despertara y empezara a buscar con la mano desesperadamente a Peta, su esposa. En la oscuridad, Andrés Pacori Vilca (82) extendió la mano, una y otra vez, ¡Peta! ¡Peta!, dijo, pero nadie respondió, entonces supuso que su compañera Petronila Paucar Vilca de (83) había salido al baño y Andrés salió raudamente de la habitación, por temor a que su vivienda de adobe se desplome.

El movimiento telúrico de 6.8 grados del 14 de enero dejó los dos únicos ambientes de la vivienda inhabitables, con rajaduras. “Pensé que toda la casa se iba a derrumbar, pero no, la pared donde estaba la Virgen de Chapi no se dañó y la imagen de San Martín quedó intacta en la mesa de noche”, narró el hombre que se dedica a la crianza de cuyes, pues debido a su edad, dejó de trabajar en la chacra de olivos.

Aquella madrugada no volvió a su cama y las siguientes noches le parecía que la tierra temblaba todo el tiempo, por lo que dormía siempre con temor. Ahora, su única cama está al interior del módulo de vivienda que el Ministerio de Vivienda le otorgó. Sin embargo, una parte de su casa aún está en escombros.

EL DRAMA. En esa misma calle del distrito de Bella Unión, en la provincia Caravelí, los escombros y las casas rajadas aún siguen, como para recordar a los habitantes que hace poco pasó un terremoto.

Algunas paredes permanecen cubiertas con esteras, otras simplemente están vacías, porque fueron demolidas con la esperanza de que el Gobierno ayude con la reconstrucción de la vivienda definitiva.

Otros ciudadanos se quedaron con sus inmuebles con fisuras, porque los evaluadores no llegaron a los predios.

La iglesia del distrito sigue con el techo desplomado y las tejas permanecen en el piso. La vecina del frente Felipa Castillo contó que las misas se realizan en el salón parroquial.

El sismo también provocó que la base del cuarto de madera de la madre de familia se debilitara, por lo que ahora prefiere dormir en el cuarto de esteras que mantiene hace años. Castillo está convencida que nunca recibirá la ayuda del Estado, porque antes del terremoto, tampoco tenía una casa segura debido a su pobreza.

REPORTE

La secretaria técnica de Defensa Civil de la comuna distrital, Andrea Felipa Castillo, aseveró que en el último reporte de la Evaluación de Daños registraron 211 viviendas afectadas, de las cuales 81 familias fueron damnificadas. “Nosotros entregamos la relación de las 211 casas, el Ministerio de Vivienda evaluará para definir quiénes acceden a la reconstrucción”, dijo Felipa, en relación al proyecto de la construcción de viviendas definitivas.

Sin embargo, el ciudadano Andrés Pacori, advirtió que existen algunas personas que no debieron recibir los cuartos prefabricados, porque no viven en el distrito.

ACARÍ

Este lugar fue otro de los distritos más afectados con el temblor, pero a tres meses del sismo, el panorama es el mismo. Una edificación de tres pisos en la sexta cuadra de la Av. Sebastián Barranca sigue con la pared destruida y por la parte posterior el río Acarí amenaza con carcomer el cimiento.

Los vecinos de la calle contaron que los propietarios tuvieron que abandonar el predio y cerrar el negocio que funcionaba, porque el peligro era evidente.

Mary Luz Huayhua es una madre de familia cuya vivienda quedó rajada y tuvo que demolerla, porque el colapso ocurriría en cualquier momento. Ella recibió un módulo, pero también espera que el Gobierno le de la oportunidad para construir su casa. “Los afectados podemos poner una contrapartida, pero necesitamos el apoyo de un bono económico", dijo. Mary Luz usa la precaria habitación como dormitorio, pero también usa la cocina de sus padres, para no pasar necesidades.

Quien no recibió ayuda alguna fue su vecina, Melva Palomino Quispe. Sus dos habitaciones se derrumbaron y malograron sus dos herramientas de trabajo; su carro salchipapero y su lavadora, ahora se ve forzada a trabajar en la chacra con mayor frecuencia. “Vinieron los policías, pero los del Ministerio no y en los siguientes días me fui a trabajar a la chacra”, dijo. 

Ahora pide el apoyo para levantar la pared hacia la calle, pues la estera puesta no es segura y teme que los ladrones ingresen. Su situación, la de sus hijas y nietos es aún más complicado, porque siguen un litigio con una vecina por la ocupación del terreno.

El jefe de Obras Públicas y Defensa Civil de la comuna distrital, Jorge Calizaya, narró que el sismo dejó 420 familias perjudicadas, de las cuales 200 fueron damnificadas. Según el funcionario, estas últimas recibieron las viviendas temporales.

EDUCACIÓN

El pabellón de tres pisos del único colegio de Bella Unión, Francisco Flores, está inhabilitado desde el año 2013, porque el edificio se inclinó hacia adelante y desde entonces, los alumnos estudian en cinco aulas prefabricadas. El director, Genaro Larico Paredes, está cansado de exponer su problemática a quien consulte por la crítica situación y no tenga respuesta a su clamor de ayuda. Con el último sismo que ocurrió en la zona, el pabellón presentó más inclinación y fisuras, pero ni eso hizo que el Ministerio de Educación se interese por mejorar la infraestructura.

“No tenemos ambientes para un laboratorio, para un salón de música... lo único que pedimos es igualdad en la atención, para darles calidad de enseñanza”, dijo el maestro.

El alcalde del distrito, de Bella Unión, Daniel Saime Torres, anunció que ya elaboraron el expediente técnico y la construcción de la infraestructura estaría valorizada en aproximadamente tres millones de soles. El objetivo es que la obra sea ejecutada bajo la modalidad de obra por impuesto, pero aún se encuentra en proceso de diálogo.

En Acari, los escolares de primaria del colegio parroquial San Martín de Porres también permanecen en 10 aulas de madera.

La directora de la institución, Lorena Guerrero, solicitó al Gobierno Regional de Arequipa la visita de los especialistas para definir si el pabellón declarado en riesgo necesita de una demolición o aún puede ser reforzado, sin embargo, hasta la fecha no habría recibido respuesta alguna.

Paralización. En los distritos Jaquí y Atiquipa, las casas declaradas inhabitables fueron demolidas, con la proyección de que se construirían con la ayuda del Gobierno.

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