Carlos Zeballos Chávez ama el sushi y se aventuró en un proyecto que promete cambiar el concepto de comida oriental, en Arequipa, bajo la administración de Kuro Sushi Fusión. 

Para el joven emprendedor esto no es solo una moda. Desde los 15 años, cuando laboraba en un sushi bar, aprendió a cocinar y a usar su creatividad al 100% a la hora de fusionar ingredientes. 

Sus deseos de emprender contagió a sus dos compañeras de colegio: Andrea Palacios Carbajal y Stephany Delgado Málaga, a quienes convenció de pensar en grande. 

En una entrevista para diario Correo, Carlos Zeballos nos contó cómo inició esta increíble aventura que desde hace un año da sus frutos en su local, ubicado cerca a la Universidad Católica de Santa María, en Yanahuara.

¿Cómo se involucra en el mundo de la comida japonesa? 

Mi gusto por la gastronomía nació a los 15 años. Trabajé como lavaplatos en diferentes sushi bares y así, poco a poco, empecé a escalar y complementé mis conocimientos técnicos con mi formación profesional en la Universidad San Pablo, en la carrera de Administración de Negocios. Luego vi una oportunidad en el mercado y me pregunté por qué no hacía sushi para un público diferente con un enfoque distinto. 

¿Cómo le fue el primer día preparando sushi para los miembros de Kuro Sushi Fusion? 

Iniciamos en el club internacional, y nos dijimos que los costos no eran tan altos y es un lugar tranquilo. El primer día que abrimos, literalmente reventamos. Nos asustamos demasiado, hicimos poca producción y no pensábamos que íbamos a tener tanto éxito.

¿Cómo nació el sushi bar? 

Los primeros que me llamaron fueron unos amigos, que querían poner un negocio. Entonces, me emocioné, pero tiempo después los llamaba y no me respondían. Entonces llamé a las chicas (sus socias) y les dije sobre el negocio. Le propuse poner el negocio del sushi y así, con un “ya pe”, inició el negocio (risas).

¿Quiénes son tus socias? 

Nos conocemos desde que tenemos 10 años. Siempre nos hacíamos maquis y se nos pegó.

¿Qué significa el nombre? 

Kuro significa negro en japonés, y hace referencia a dos osos: uno japonés y otro de Perú, que a pesar de sus diferencias culturales, son muy parecidos físicamente, ambos comparten el color negro, y así nació el nombre. Unimos culturas. 

¿A que te refieres con unir culturas? 

Tenemos más de 40 tipos de makis, entre veganos, vegetarianos, de carne, y nos enfocamos en la fusión peruano-japonesa, nikkei. Tenemos como visión ser los mejores representantes de la comida de este estilo. 

¿Ha sido difícil emprender este proyecto? 

Ha sido muy difícil (risas), sea el negocio chiquito o grande, es súper difícil porque es como un niño, tienes que estar pendiente. El peruano arma negocios como loco. Cualquiera puede poner el negocio, pero quien pueda tener una visión fija y estructurada, eso es lo difícil, súper tranca.

¿Qué metas tienen para más adelante? 

Queremos ser un centro donde las personas puedan encontrar sabores nuevos, queremos ser un centro donde puedan encontrar sabores nuevos, la cultura la variedad, el sabor, en un solo sabor. Ser un empresa que marque la diferencia, ser líder de movimientos. Por ejemplo, nosotros ayudamos al albergue de perritos, manejamos una cultura organizacional de reciclaje, una cultura de respeto a las culturas, a la protección de animales y más. Diferenciarnos de los demás.

¿Qué es lo mas importante para Kuro Sushi Fusión?

Para nosotros lo más importante son los clientes. Siempre pedimos las opiniones y en base a eso trabajamos. Las personas que visitan Kuro Sushi Fusión ingresan a un local donde van a vivir una experiencia única. Que prueben lo que preparamos y vean que aquí las cosas se hacen diferente.

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