Si de mensaje se trata, la Organización Mundial del Turismo (OMT), ha sido firme: “Quédate en casa hoy. Viaja mañana”. En ese sentido, la contención de la pandemia del coronavirus es la máxima prioridad y el turismo se ha comprometido a apoyar todas las medidas que se adopten para frenar el brote; claros en su propósito, en este caso, para nosotros, se presenta la obligada oportunidad de replantear las estrategias y operaciones turísticas, para ser y hacerlas mejor que antes.
La historia del turismo en crecimiento
Usando datos de la OMT, La pandemia de la COVID-19 ha causado una caída del 22% de las llegadas de turistas internacionales durante el primer trimestre de 2020. La crisis podría llevar a una caída anual de entre el 60% y el 80% en comparación con las cifras de 2019.
Nuestra historia turística no es muy lejana en el tiempo y precisamente por ello, es que tenemos la memoria fresca de muchos sucesos que marcaron un inicio y proceso de crecimiento turístico. Precisamente la década de los ochenta del siglo pasado, “ la década perdida”, cargada de inflación, recesión, narcotráfico, terrorismo y demás inseguridades ciudadanas, no fuimos un destino posible para el mundo.
Salvando situaciones de coyuntura social, política y sanitaria; nuestros recursos, atractivos y productos turísticos han ido mejorando e incrementando en el tiempo.
Recuperar al turismo como un sector emprendedor y sostenible, es una tarea por hacer, aprovechemos la etapa de recogimiento y reformulemos estrategias en plena pandemia, estamos en el momento cero, esto nos permitirá más adelante, ya reducido o minimizado el coronavirus, empezar sosteniblemente nuestras actividades; esperemos que así sea aquí y fuera de aquí.
En ese sentido, la formulación de planes de recuperación pasa obligadamente por reconocer nuestra oferta turística, tanto en recursos, atractivos y productos, así como las capacidades de los operadores y servicios complementarios.
Sabemos que se ha avanzado en planes estratégicos, tanto nacional como el nuestro, el regional; hay un afianzamiento de operadores turísticos que ya se van consolidando, y en lo público, trátese de gobierno central, regional y locales, van teniendo sus propios espacios de realización. Creemos que el “turismo interno”, por ahora, debe ser una apuesta estratégica, a propósito del coronavirus y pos-coronavirus.
El punto débil del turismo
Va a pasar algún tiempo para perder temores y es precisamente nuestro punto débil, ¿Cómo quitar los temores al visitante? nuestros protocolos sanitarios deben apuntan a generar confianza al usuario, a pesar de que el tema calidad de servicio no ha sido nuestra fortaleza a nivel de nuestra oferta y la evidencia la encontramos en la información del perfil del turista.
Tenemos que reconocer que nuestros puntos fuertes están en atractivos y productos de lo más singulares que van desde naturaleza hasta cultura, ambos en una diversidad de expresiones.
El ecoturismo, aventura, cultural, histórico, religioso, gastronómico, vivencial, etnoturismo, arqueológico, eventos, sol y playa, son nuestros referentes; las estrategias de marketing y comercialización deben tener ese indicador y alcance.
Nuestros puntos turísticos cercanos son: Cuzco – Machu Picchu – Valle Sagrado, Puno – Lago Titicaca, Madre de Dios – Manú – Tambopata, Tacna – Ciudad – Compras – Arqueología, Moquegua – Ruta del Pisco – Playas.
Finalmente, Arequipa con el valle del Colca, los cañones y volcanes, nuestra variadísima y rica gastronomía, así como ciudad de eventos, marcan nuestra clara posibilidad en el escenario sur peruano, el mejor dotado turísticamente del Perú.
Lo primero es hacer creíble al Perú, en primera instancia y Arequipa, por supuesto, también. Los atractivos los tenemos de antes y de siempre, los operadores tienen que arreglar y ajustar su dinámica con enfoque de calidad y cumplimiento de protocolos, el sector público tiene que ser un operador más en su condición de promotor y fiscalizador, la población debe de mostrar un nuevo estilo de vivir porque la pandemia lo golpeó, en fin. El reto esta lanzado.
Texto: Carmen Franco, doctora en Turismo