Sociedad Picantera de Arequipa pide ordenanza para proteger su tradición
Sociedad Picantera de Arequipa pide ordenanza para proteger su tradición

Buscan cuidar el legado. La Sociedad Picantera de Arequipa solicitó mediante un oficio al alcalde de Arequipa, Omar Candia Aguilar, aprobar una ordenanza municipal que proteja y promueva la picantería arequipeña para una recuperación sostenible por la crisis generada por la pandemia del coronavirus.

La institución destacó que la comida de la región fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación y este año Arequipa recibió el título de Ciudad Creativa por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en merito a los platillos tradicionales.

Sucede que existe malestar entre los empresarios debido a que en ciudades como Lima, restaurantes conocidos ya iniciaron con la venta de productos desde la semana pasada, mientras que en Arequipa aún no existe una fecha o cronograma para que empiecen estas actividades.

SOLICITUD. En el documento, Mónica Huerta, propietaria de La Nueva Palomino e integrante de la directiva de la Sociedad Picantera de Arequipa, solicitó a las autoridades de la región que dialoguen con el Gobierno central con el fin de agilizar el procedimiento y los comercios del rubro de alimentos puedan acceder a la plataforma del Ministerio de la Producción. El documento cuenta con un plan de recuperación del sector.

La propuesta consta de 7 puntos en los que se detalla las acciones que debe emprender el municipio provincial de Arequipa para reactivar el sector. Para la primera fase, los empresarios sugieren que se permita la venta de comida y chica de guiñapo preparada, en la modalidad de reparto a domicilio y recojo en los locales. Esto bajo la supervisión de la comuna provincial que es la entidad que valorará si estos establecimientos cumplen los protocolos sanitarios para dar el servicio. Adicional a ello, solicitaron que las picanterías puedan ampliar su rubro y expender productos preparados y sin preparar.

En cuanto a la segunda fase, proponen que las picanterías con espacios que superen los 300 metros cuadrados, puedan ofrecer el servicio de atención al público en sus horarios habituales, modificando la distribución de las sillas, por seguridad de los asistentes. Para luego en la fase tres de reactivación, locales pequeños de 100 metros cuadrados, puedan dar el servicio.