El joven escritor Gustavo Pino publicó este mes presenta su segundo libro titulado Un asunto frío y vulgar, novela policial ambientada en Arequipa e inspirada en su experiencia como periodista. El autor contó a Correo, que esta novela es capaz de capturar al lector por la transformación del personaje principal y la subtramas de la historia.
¿Por qué poner como personaje a un periodista? Ignacio Expósito es un joven periodista que trabaja en un diario local en Arequipa, un tanto inexperto que empieza encargándose de la página Cultura y Espectáculos, pero luego pasan varias cosas que lo llevan a la página policial, donde se topa con una serie de asesinatos que llevan a preguntarse si hay un asesino en serie o varios asesinos con las mismas características de crímenes.
¿Cómo describirías este libro? Se podría describir como una novela policial, pero yo en lo personal no me atrevería a calificarla así, porque si bien tiene elementos de ese género, también los tiene de una novela negra, de aprendizaje y algo de las rusas dramáticas, es como que te ponen un martillo con un clavo y clava en un solo golpe, el lenguaje es más directo e impactante.
¿Cómo nace la idea? La primera nota policial que hice fue en Mariano Melgar, donde un tipo que estaba ebrio en la madrugada terminó cayendo a un barranco y falleció, lo encontraron en el transcurso de la mañana. Pero cuando vi esta noticia me dije qué hubiera pasado si no fuese un accidente, sino un asesinato. Entonces empecé a imaginar eso y es ahí donde nace la trama central de esta novela.
Es decir, ¿es un poco autobiográfico? Es una novela de autoficción, tiene mucho de cosas que yo he vivido, pero en general es ficción y no una autobiografía. Pero creo que no hubiera podido escribir si no hubiera estudiado Comunicación Social y luego trabajado en Diario Noticias y Correo.
¿Cuánto tiempo te tomó escribir el libro? Lo empecé a inicios de 2016 y lo terminé a finales del 2017, todo el 2018 se hizo la corrección del texto junto a editorial Aletheya. Recuerdo que cuando estaba en la mitad del libro fui víctima de la inseguridad ciudadana donde terminaron por robarme mi celular, me desfiguraron el rostro, necesité 20 puntos en la frente, para ese tiempo yo había iniciado la novela pero, gracias a ese evento es que pensé que tenía que darle un giro más brutal e impactante.
¿Se inspiró en algún autor para escribir? Me sirvió mucho leer Abril rojo de Santiago Roncagliolo, A sangre fría de a Truman Capote y al autor americano Walter Mosley, que juega mucho con la estructura de contar el hecho principal e intercalarlo con su vida privada.
Un asunto frío y vulgar empezó como crónica, pero terminó siendo un novela... Sí, no tenía claro bien por qué, pero se me apareció como una imagen y empecé a escribir una especie de crónicas de memorias sobre mi experiencia en el periodismo, pero en el transcurso me di cuenta que tenía mucho potencial para ser una novel policial.
¿Cuánto siente haber cambiado desde su primer libro? Hay que ser un poco atrevido para publicar un libro, con La Ciudad Dormida recibí muchas críticas buenas y malas, entonces volqué todas estas recomendaciones en este novela. Siento que está más cuajada, además por el mismo oficio de escribir, el lenguaje es más maduro.
¿Ha encontrado su propio estilo? Jorge Monteza, un gran amigo que ganó el premio de Novela Breve de la Cámara Peruana de Libro me dijo que había encontrado mi estilo, pues él había tratado de buscar referencias entre otros escritores locales y nacionales respecto al lenguaje y no encontró similitud. Igual siento que aún me faltan muchas cosas por mejorar.
¿Tiene más proyectos? He recopilado cuentos desde el 2015 hasta la actualidad, con ellos estoy formado un libro, y también tengo una crónica que escribí hace tiempo y que salió publicada en Correo, la he ampliado y trata sobre Manuel Valenzuela, exintegrante de la Udex, que sufrió un atentado terrorista donde perdió un brazo, una pierna y un ojo, él se fue a vivir a EE.UU. y llegó a cruzar el río Hudson nadando, es una historia fascinante.