Cuatro señales para saber si tu hija o hijo fueron víctimas de violencia sexual
Cuatro señales para saber si tu hija o hijo fueron víctimas de violencia sexual

Por lo menos 180 casos de menores víctimas de violencia sexual en la modalidad de actos contra el pudor o tocamientos indebidos, fueron reportados en la región durante setiembre.

La psicóloga Ruth Gallegos Esquivias, responsable del área de Promoción y Capacitación del Centro de Emergencia Mujer (CEM) Miraflores en Arequipa, precisa que 80 de las víctimas eran niños y niñas en edad escolar, y de estos, 30 tienen entre 12 y 17 años.

En tanto - en lo que va del año - en el Centro de Emergencia Mujer (CEM) de Tacna, se atendió hasta 30 casos de víctimas de violación sexual, donde el 80% fueron niños y adolescentes, según manifestó la promotora del CEM, Cecilia Montoya Castro.

En Puno la situación es aún más alarmante. Según las cifras procesadas en el Instituto Nacional de Estadística (INEI), en lo que va del año se denunciaron 38 casos de violencia sexual en menores cuyas edades oscilan entre los 14 y 17 años de edad. Además, 30 mujeres mayores de 18 años habrían sido víctimas de violación sexual de enero a septiembre.

SEÑALES

 Pero, ¿cómo se identifica a un menor que sufrió tocamientos indebidos o abuso? Para la psicóloga Gina Ayala Berroa de BANDURA Servicios psicológicos y gestión del talento humano, esto se puede identificar de dos maneras, a nivel del comportamiento y las emociones.

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El primer indicio es el cambio de actitud del menor. “Se vuelve retraído, aislado, no quiere ir al colegio. Muchos niños manifiestan esto de manera directa o inventan pequeñas mentiras, no dicen tal profesor me está molestando o me ha dicho esto...”, explica la profesional.

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El segundo indicador es cuando la víctima se aleja repentinamente de la figura varonil o paterna, y no quiere que la toque por temor a que le suceda lo mismo. Cuando el tocamiento es en casa, el menor va a sentir recelo o se va a alejar de su agresor, puede ser un primo, un tío, algún pariente.

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El tercer indicio emocional, es la disminución del apetito, sumado a la tristeza, ansiedad (se come las uñas, se arranca los “padrastros” o cutícula).

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El cuarto punto a considerar es a nivel físico, es que el menor podría presentar problemas en el sueño, como pesadillas, levantarse en la noche o demandar mucho de la madre. No quiere estar con otra persona que no sea su madre.

Identificado el síntoma, la madre, padre o tutor debe indagar por qué cambió de actitud, hacia quién tiene esa aversión o en qué ambiente (casa de algún familiar o colegio), expresa la conducta.

Cuando el problema ha sido precisado, el papá o mamá debe de mantener la calma, asegurar el afecto incondicional de padres a hijo y garantizarle protección. 

Frases como “no te preocupes, nada de lo que ha pasado es tu culpa, yo te creo, todo va a estar bien, yo te voy a cuidar, siempre voy a estar a tu lado”, entre otras similares, serán la motivación para el que menor no caiga en depresión.

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PROCESO 

Se debe acudir a la fiscalía o al Centro de Emergencia Mujer (CEM) más cercano para que intervenga. Es recomendable cambiar de colegio al menor, ¿por qué?, porque ese el ambiente de trauma, ansiedad, no se siente seguro, se siente vulnerable. También se puede negociar con el colegio para que el niño deje de asistir y resuelva las evaluaciones desde casa”, recomendó.

Ayala Berroa recordó que la familia debe pedir la confidencialidad del caso porque el menor se vuelve vulnerable a posteriores hechos similares. 

“Hay que tener en cuenta que el abusador puede estar en cualquier ambiente y se sabe que un niño que ya ha sido abusado o tocado, se vuelven una presa fácil y de atracción para el abusador”, acotó.

CONSECUENCIAS

Si el menor no recibe una psicoterapia frecuente y permanente podría repercutir en trastornos emocionales como depresión, inestabilidad emocional, ansiedad, entre otros. A nivel de sus relaciones interpersonales puede haber un distanciamiento social, desconfianza excesiva, entre otros.