Voluntarios ayudan para dibujar sonrisas en Arequipa
Voluntarios ayudan para dibujar sonrisas en Arequipa

Ayudar a las personas por amor, de corazón, sin buscar réditos, reconocimientos o intereses particulares, es el común denominador de los integrantes de la organización Dibujando Sonrisas. Limpiar la basura, retirar nidos de roedores, hacer instalaciones eléctricas, son solo algunas actividades complementarias a las campañas solidarias que realizan los jóvenes voluntarios para ayudar a quienes necesitan de apoyo para superar una enfermedad, para vivir en mejores condiciones o alimentar a su familia.

Era el año 2014, cuando los miembros del grupo católico Angelus acudían a los albergues o asilos para llevar música y un poco de alegría. En Navidad distribuían chocolatadas a los niños que trabajaban en las calles para ayudar a sus padres.

El caso que los impactó y los movió a trabajar más

Fue en el año 2015 que el grupo de jóvenes encontró un caso que les chocó tanto que no dejaron de apoyarlo hasta hace unos días, cuando perdió la vida por un infarto en el albergue El Buen Jesús, administrada por la Beneficencia.

José M. pasaba sus noches sobre un colchón viejo junto a roedores al costado del cementerio La Apacheta, en un terreno abandonado. Tenía 5 perritos callejeros que cuidaba con amor. Preparaba sus alimentos sobre dos bloquetas y los ingredientes los obtenía de la basura.

La fundadora y presidenta de Dibujando Sonrisas, Annie Espezúa Paredes, recuerda que el caso fue reportado por los vecinos de la zona. El anciano tenía parte del cuerpo infectado, pues sufría de insuficiencia renal. Lo llevaron al hospital, pero no había albergue que quisiera aceptarlo, por lo que lo mantuvieron en un hotel. Los jóvenes se turnaron para cubrir los gastos y llevarle alimento tres veces al día.

Después de 5 meses hubo un cupo en el albergue El Buen Jesús, donde permaneció hasta la semana pasada, cuando lamentablemente le dio un infarto, pues necesitaba un marcapasos para seguir viviendo.

Apoyo social durante la pandemia

Cuando los 15 ancianos del asilo se contagiaron del coronavirus y fueron aislados en Cerro Juli, fueron los jóvenes quienes estuvieron alertas a la ayuda que podrían necesitar, aunque no se les permitía el ingreso.

Espezúa Paredes reconoce que la labor social no es sencilla, pues no solo se requiere de tiempo y vocación, también afecta la salud emocional de los voluntarios, pero el apoyo de la población cuando lo solicitan los motiva a no rendirse.

La recolección de víveres, dinero, medicamentos, son las ayudas más comunes, pero adicional a ello los voluntarios se preocupan por la comodidad de los ancianos, niños o personas enfermas. Además de llevar los productos, asean las viviendas, retiran los nidos de ratones, instalan conexiones eléctricas, cambian chapas, aseguran puertas, instalan las camas, etc.

Ayudar una vez con la entrega de alimentos o medicamentos, productos electrodomésticos, no es suficiente para los jóvenes, los beneficiarios son monitoreados para ayudarlos las veces que puedan.

Durante esta pandemia la ayuda se enfocó en atender a los adultos mayores que no pueden acceder a las herramientas digitales, como redes sociales o emisoras para ser escuchados. Cada caso llega a Dibujando Sonrisas por el número 926054951.

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