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Héctor Turco es periodista y crítico de cine. Ha colaborado para diversos espacios virtuales y escritos. Asimismo, ha sido jurado por la Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica en el 2° Festival Iberoamericano de Cine Digital - FIACID 2013 y en el reciente 18° Festival de Cine de Lima - PUCP 2014. Fue jurado oficial de los Concursos de Cinematografía Nacional en la categoría Concurso de Proyectos de Largometraje exclusivo para regiones.

Eres egresado en Literatura por La Cantuta, sin embargo, el cine te jaló más.

Enseño Lengua y Literatura en diversas instituciones educativas de Lima. Desde el 2009 entro al medio cinematográfico por pura cinefilia al crear un blog llamado “Retablo ayacuchano” que me permitió promocionar y comentar algunas películas peruanas del llamado “Cine regional peruano”. De modo que yo soy producto de esta nueva era virtual y ese espacio gratuito en la red fue una gran ventana para mí. No solo difundía cine, sino también diversos eventos culturales de Ayacucho.

¿Cómo ves la evolución del cine y de los cinéfilos en el Perú?

Estamos en pleno “boom” de un “nuevo cine peruano”. Hay gran entusiasmo por hacer cine en digital. Tenemos películas para más de tres millones de espectadores como también para un grupo súper reducido. Es por ello que podemos disfrutar de cine comercial, festivalero, regional, independiente limeño, etc. Paralelamente tenemos múltiples alternativas para apoyar a los realizadores locales como los concursos del Ministerio de Cultura a través de la DAFO. Para satisfacer a los cinéfilos, ha crecido el número de festivales, muestras y encuentros.

Ayacucho, su cine y sus cineastas, ¿podemos hablar ya de un cine ayacuchano?

Existen tres tipos de directores de cine para mí. El primero experimenta y evoluciona en técnica y narrativa tratando de ganar nuevos mercados, por ejemplo, Palito Ortega y Juan Camborda; el segundo es aquel que produce para un mercado local pasando por alto el guion y la calidad técnica estándar solo les interesa ganar dinero; y el tercero es aquel que por “curiosidad” hace una película y luego se olvida y se dedica a otras cosas. El primero y el segundo hacen y viven del cine desde diferentes ángulos, mientras que el tercero es solo un pasajero en el camino. Bajo esta óptica existen más de diez cineastas ayacuchanos y cada uno enfoca su realidad desde diferentes puntos de vista e interés.

Segundo año del Festival de Cine en Huamanga, ¿cuáles son tus expectativas y el futuro del evento?

José Romero es el director del festival, él trae las películas latinoamericanas y yo me encargo de las nacionales, además de conseguir las salas, patrocinios y auspiciadores posibles. Hacer este evento en Huamanga es todo un reto porque no hay salas de cine. Las películas se pasan en formato DVD o Blueray en espacios acondicionados. Las instituciones colaboran poco, y el público aún no está acostumbrado a ver eventos de esta magnitud. Un festival de cine es una fiesta donde no solo se proyectan películas, sino que se congregan en un solo lugar: directores, actores y productores para interactuar con los espectadores. Hay jurados y secciones competitivas y muestras paralelas. Replantear, reubicar o reforzar algunos aspectos del festival está en nuestra mira.

¿Por qué el tema del terrorismo sigue vigente de manera directa o indirecta en el cine peruano?

El terrorismo surgió en una época bastante confusa y convulsionada. Yo creo que a través de las ficciones fílmicas como literarias de alguna manera se indaga, esclarece, restituye, apacigua o reordena aquellos tiempos. Tocar el tema del terrorismo es una estrategia subversiva contra el olvido, para que no se disipe en nuestra memoria.

Javier Corcuera, director de la aclamada película “Sigo siendo” comulga con la piratería, ¿qué opinas?

Comulgo con Javier hasta cierto punto; es decir que pirateen las películas de él y de otros más, pero no de todos. Sus documentales se producen casi solos: tiene fondos, auspicios y espacios donde exhibirlos. La mayoría de cineastas peruanos no tienen ese nivel de producción ni distribución, la piratería les generaría pérdidas. Y por otro lado, colocar DVDs originales en el “El Hueco” o “Polvos Azules” no garantiza ganancias. En nuestro país no podría haber un mercado al estilo Hollywood donde se producen cientos de películas al año y se comercializan en DVD.

¿Por qué la mayoría de veces el crítico peruano es tan incisivo y negativo con nuestros cineastas?

Quizá porque nuestro cine todavía no está a la altura de otros países, hablo de la calidad en todo sentido, desde el guion hasta la factura. Muchas de las críticas positivas son en realidad constructivas donde se valora las partes y no el todo. Con el auge de los blogs y los videos gratuitos en la red ahora se han masificado las opiniones, comentarios y críticas. En internet hay de todo: desde las ultra negativas hasta las de tono sarcástico y para el entretenimiento. Si deseas algo más académico, Federico de Cárdenas es el crítico indicado.

¿Cuál consideras que es la película peruana de todos los tiempos?

La que ha quedado bastante impresa en la memoria colectiva es “La boca del lobo” de Francisco Lombardi. Para mí es una de las grandes películas del cine peruano donde se toca un tema en tiempo real: El terrorismo. Su rodaje no se pudo realizar en Ayacucho, pero la cinta refleja, de manera acertada, el espíritu alterado de la época.

Es justo el éxito taquillero de películas como “Asu Mare” o “Cementerio General”

Si es justo o no, eso está aún en debate. “Asu Mare” marca un antes y un después en el cine peruano contemporáneo, no por su calidad, sino por la forma de hacer cine, es decir, se pone mayor énfasis en la etapa de comercialización y distribución que afecta a toda la producción desde la concepción del guion. Incluso se habla de “un modelo”, una forma de hacer cine aplicando las estrategias de publicidad que “Cementerio General” aplica bastante bien y le resulta efectiva.