Principales explotadores de niños son sus padres
Principales explotadores de niños son sus padres

La mendicidad en niños, ya no es una novedad en la región de Ayacucho, pues diariamente se puede observar a cientos de pequeños deambulando por las calles de la ciudad pidiendo limosna o intentando vender caramelos u otros productos, sobre todo en los restaurantes y otros establecimientos públicos, los cuales en muchos casos ya son tipificados como trata de personas, debido a que son obligados a desarrollar estas actividades por terceras personas.

Preocupación. Se sabe que actualmente las instituciones públicas como la Dirección Regional de Trabajo no cuentan con una data de la cantidad real de niños que estén en calidad de explotación infantil.

Por otro lado, según las cifras que maneja el Programa Nacional Yachay, en Ayacucho existen 297 niños, niñas y adolescentes que están sometidos a la explotación infantil, desde los 8 hasta los 16 años de edad, los cuales en un 96% consideran el tema de la mendicidad como un trabajo diario.

Este programa hace un seguimiento a los casos identificados como críticos, donde se pudo evidenciar que los niños son explotados por los mismos padres de familia, es decir, reciben el dinero que el menor recaudará en el día para el sustento familiar.

Motivos. Según dio a conocer el coordinador del Programa Yachay, Leonel Cohaila Carrillo, estos casos se observan por la desintegración familiar que existe en muchos hogares, los cuales tras padecer necesidades económicas buscan ingresos mediante sus hijos, sea sometiéndolos a trabajos forzados en los centros de abastos o a la mendicidad en horas de la noche, incluso exponiéndolos a peligros constantes de ser captados por grandes mafias de tratantes de personas.

Asimismo refirió que en muchos casos los menores dejan de lado los estudios para dedicarse a la mendicidad.

Precaución. El coordinador de Yachay indicó que los ciudadanos que otorgan dinero a los niños mendigos, están contribuyendo a que este mal social de la explotación infantil crezca cada vez más, por la rentabilidad que resultaría para los adultos obligar a trabajar a los niños.

“Dar dinero no es lo más recomendable porque estamos contribuyendo a que la explotación mediante la mendicidad encubierta crezca y con otros niños, lo preferible es buscar apoyo para estos niños con las instituciones que ven el tema”, refirió.

Como parte del programa, Yachay identifica familias en riesgo y apoya a mejorar su calidad de vida, mediante el fortalecimiento del entorno, fomentando el emprendimiento, otorgando becas para iniciar con pequeños comercios, entre otros que le gnere ingreso permanente a los padres y dejen a sus hijos para dedicarse al estudio.

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