Chimbote: Unos 80 ancianos necesitan asilo en Chimbote

Tibursio Capillo Martínez (70), Ezequiel Pimental Usquiano “chako” (80) y Erasmo Verde Deza (80) no solo tienen en común las canas o la enfermedad. La soledad, paradójicamente, es algo que comparten, claro, en distintos escenarios.

Los tres no tuvieron hijos. A su lado ahora solo están sobrinos, hermanos o algún vecino. En casos extremos no hay nadie.

Ellos son beneficiarios del comedor popular albergue “Los Maduritos” del pueblo joven San Pedro, en donde se atiende exclusivamente a adultos mayores por disposición del padre José Francisco Hayden de la parroquia Santa Rosa de Lima.

Son cincuenta los ancianos que de lunes a viernes tienen desayuno y almuerzo totalmente gratis, que son preparados por tres cocineras de buen corazón que hace lo que pueden para atenderlos en sus últimos días.

HISTORIAS. Ya es mediodía. Cuchara en mano los ancianos esperan los alimentos de hoy. El menú es una sopa de sémola y arroz con menestras y anchoveta en conserva. Mientras que llega la comida, Erasmo Verde ameniza el comedor con sus bailes. Él tiene una enfermedad a la próstata desde hace cinco años. No se opera porque no tiene dinero. “Me moriré con esto quizá pues”, dice y suelta unas buenas carcajadas.

Erasmo usa sondas para miccionar. Pero cuando baila parece que las olvidara. Debe hacerse el cambio de estas cada quince días. Hace dos meses que no lo hace, porque el dinero no alcanza. Debe tener más de 100 soles en el bolsillo para ello. Actualmente carga bultos, cuando puede y cuando las fuerzas se lo permiten, para juntar el dinero que necesita.

“Para la operación ni hablar. Me han dicho que tengo que poner 2,500 soles, de dónde yo pues”, comenta.

Él vive en un casa de adobe en el sector “Siete”. Sirvió al ejército en Piura en 1956, asegura. No tiene familia, más que sus dos hermanas que son sus vecinas.

“Yo me quedé soltero porque quise, porque mujeres no me faltaban. Fui sonso, ahora me arrepiento, quizá tendría quien me vea”, nos cuenta.

Al frente del risueño Erasmo, tenemos a don Tibursio Capillo. Conforme pasan los días pierde la visión, pero siempre lo acompaña una sonrisa. Hace seis meses el doctor le dijo que tenía una catarata que necesitaba operar. No lo ha hecho y parece que el mal se ha extendido al otro ojo.

“A usted por ejemplo no lo veo, solo lo veo como una sombra”, dice.

Tibursio tampoco tuvo hijos ni esposa. Solo vive con una sobrina. A los cinco años vino de su natal Pataz hasta Chimbote con su padres, ahora ya fallecidos. Siempre trabajo en lo que pudo, aunque su “fuerte” siempre fue el trabajo en chacra. Las fuerzas solo le dieron hasta los 60 años. Desde ese entonces vive de la caridad.

Tibursio ya no ve a sus compañeros, pero igual conversa con ellos y disfruta de su compañía. Usa un bastón para movilizarse desde el comedor hasta su casa. Los fines de semana que no hay atención, es atendido por su sobrina.

“Ojalá pudieran ayudarme para mi operación de la catarata, para poder ver mejor, porque tengo que irme caminando solo con mi bastón”, nos remarca.

Atrás, en una banca, está “Chako”, muy conocido en todo “San Pedro” ya que aún a sus ochenta años continúa trabajando cargando bultos en el mercado de este pueblo joven.

“Chako” ya no escucha muy bien. Es difícil entablar un diálogo con él. Quedó como beneficiario del comedor, luego que su esposa fallecería.

Hace dos meses tiene un mal en el estómago, que ya está superando.

“Me dijeron que era del frío. Es que no tengo para calentar mi comida en la noche y la como así nada más fría, pero ahora estoy haciendo un esfuerzo”, expresa.

Aunque aquí tienen comida, en la antigua parroquia no hay espacio para darles cobijo. Si es que la gestión de Luis Arroyo Rojas, hubiera cumplido con su promesa de viabilizar el albergue de ancianos, quizá ellos podrían tener un techo.

SOLO PROYECTO. En el 2011, en junio para ser más exacto, el pleno municipal dio luz verde al proyecto presentado por el regidor Carlos Lynch Rojas para la creación de un albergue - casa refugio para ancianos.

“En ese entonces el estudio que mandé hacer arrojó que habían entre 60 a 80 ancianos en estado de abandono solo en Chimbote, pero se dejó sentado que esta cifra tenía tendencia a aumentar”, recuerda el concejal.

¿Qué se avanzó en cuatro años de gestión?, absolutamente nada. La gestión tenía la intención de comprar un terreno, pero solo quedó en eso. Lynch sostiene que ni siquiera existe un proyecto de preinversión.

“A finales de 2013, entré a un reunión en las que estaban el alcalde y sus regidores y fue allí donde me di cuenta que no tenían la intensión de ejecutar el proyecto. Un de los regidores, que después fue alcalde, me dijo que el proyecto no era rentable para la municipalidad y que por eso no se iba a hacer. El otro, una persona de edad, incluso me dijo que ese proyecto ya lo había presentado la gestión anterior y que estaba empolvado por ahí”, cuenta el regidor.

Hace poco el triste estado del anciano Lorenzo Coronel de 76 años, puso en el tapete la necesidad de contar con el albergue en Chimbote.

Él falleció el fin de semana último, pese a que autoridades como la alcaldesa provincial Victoria Espinoza García, habían impulsado una campaña para ayudarlo. Pero no resistió más. Sin casa ni familia conocida, el expescador fue velado en el Boulevard Isla Blanca y por lo menos su última morada si fue digna, ya que de manera conjunta la comuna provincial con la Beneficencia Pública de Chimbote compartieron gastos a fin de que cuente con un nicho.

Carlos Lynch integrará el concejo municipal por cuatro años más y ha vuelto a insistir con su proyecto.

“Por lo pronto he visto una buena disposición por parte de esta gestión. La alcaldesa me ha informado que lo primordial es conseguir el financiamiento, como propuesta está tocar las puertas del Gobierno Central, en caso contrario me ha referido que se podría lograr con una inversión privada”, señaló Lynch.

En tanto la alcaldesa ha preferido no dar fecha para evidenciar los primeros resultados de este proyecto, sin embargo ha afirmado que su gestión ya ha iniciado las gestiones para encaminarlo, aunque también ha reconocido que actualmente la comuna no cuenta con los recursos necesarios.