El llanto desconsolado de un niño, de apenas dos años de edad, fue la alerta para que efectivos policiales rompieran el candado que mantenían al menor encerrado en un cuarto, donde se encontraba en pleno abandono.
ABANDONO. Eran más de las 20:00 horas cuando una policía de tránsito, que realizaba su servicio por la avenida Augusto B. Leguía (salida Lircay), toma conocimiento que en una casa, que está por inmediaciones del jirón Mercurio, se encontraba llorando por varias horas un menor en el segundo piso del inmueble.
Llegando al lugar, dos vecinas de la zona informan a la policía que el menor se encontraba llorando desde las 14:00 horas. Ante esto, la suboficial logró la autorización del dueño de la vivienda para el ingreso al domicilio, ya que en uno de los cuartos de la vivienda había sido alquilado por una familia.
Dicho cuarto se encontraba cerrado con un candado el cual tuvo que ser quebrado con un martillo a fin de auxiliar a menor que seguía llorando.
Del cuarto, la policía sacó al niño que seguía llorando. El menor vestía ropa sucia, en condiciones deplorables de higiene y tenía una cicatriz en la parte superior del rostro (frente) y pequeños rasguños en diferentes partes de la cara.
Según las vecinas, esta no era la primera vez que el niño era encerrado, y afirmaron que estarían aptas en colaborar con manifestar lo ocurrido.
Cabe señalar que la Policía informó el caso a la Fiscalía de turno para que investigue.