En Huancayo, ciudad del departamento de Junín, ubicada a 3.200 m.s.n.m., se encuentra el parque Inmaculada, un rincón que se ha convertido en un verdadero refugio musical. Se erige no solo como epicentro del folclore local, sino también como testigo silencioso de la historia y evolución musical de la región. Aquí, alrededor de 8 mil intérpretes de todos los rincones de los Andes del centro del país encuentran un lugar para ofertar su talento y llevar un pan a la mesa de sus familias.
La iglesia Inmaculada, ubicada en el parque del mismo nombre, es una de las cuarenta y cuatro parroquias que tiene la arquidiócesis y una de las primeras en ser construidas en todo el Perú. El antropólogo y profesor Harold Varilla Rojas la describe como una “imposición de la cultura occidental frente a la cultura huanca”. Frente a la iglesia, cada fin de semana, se aglomeran músicos empíricos y profesionales en una mezcla de religión y paganismo que la cultura popular huanca ha sabido moldear.
Al inicio, el punto de encuentro no era este, sino el parque Huamanmarca, en la misma Calle Real, la vía principal de la ciudad. Los músicos hacían allí sus “chivos”, como popularmente le llaman a los contratos informales. Existía un bar llamado “El Torero”, que le pertenecía a la familia Balbín. Actualmente, el lugar es utilizado por una cadena de televisión, cuenta Guillermo Joo, un reconocido periodista y fotógrafo de esos años.
En la década de los setenta, cuando se inició la construcción de la iglesia Inmaculada, los músicos se mudaron. Esta vez fue a otra cantina, se llamaba “Flor de la Inmaculada” y le pertenecía a Raúl Soto Vargas. “Este establecimiento de material noble se convirtió en un refugio para los músicos locales”, añade Julio Aguilar Alvarado, miembro de la orquesta Súper Incontrastables del Perú. Se convirtió en el punto de encuentro de bandas y orquestas que querían ser contratadas, convirtiéndose poco a poco en “el emporio de la música huanca”, según Joo, quien además es investigador y ha recogido la historia de las orquestas del valle en un libro.
Con el tiempo, el parque Inmaculada se volvió en un símbolo de encuentro de la música folclórica en Huancayo y el valle. Las personas comenzaron a reunirse allí para contratar bandas y orquestas para sus eventos, atrayendo a más y más personas. “Lo primero que se encuentra en la provincia son centros relacionados al catolicismo, como la iglesia católica, lo cual se remonta a la llegada de los españoles”, comenta el antropólogo Varilla.
Aunque la cantina ya no existe, músicos de todas las edades siguen consagrándose en el parque Inmaculada, manteniendo viva la tradición de tocar música en este espacio. Gracias a eventos religiosos como matrimonios, que se celebran principalmente los sábados, la tradición sale a relucir. “Es gracias a los músicos folclóricos que se mantienen las fiestas patronales y de todo tipo”, sostiene Joo.
Actualmente, solo quedan los llamados “jaladores”, quienes asesoran a las personas interesadas en contratar alguna orquesta o banda. “Yo inicié a mis 16 años”, cuenta Aguilar. “Estudié de manera autodidacta y actualmente soy profesor porque en épocas que no hay Santiago, el negocio es muy bajo. Mi hermano estudió en Acolla, pero como llevaban demasiados cursos, lo dejó; además, era muy lejos”.
En 2022, Huancayo fue nombrada por la Unesco como Ciudad creativa de la música, un reconocimiento obtenido gracias al expediente presentado por el Instituto de la Juventud y Cultura de la Municipalidad Provincial de Huancayo. “Armamos un expediente donde juntamos mucha información sobre los proyectos, trabajos y exponentes musicales”, explicó Karina Parra Flores, exdirectora del Instituto de Cultura, para un medio local.
Este reconocimiento hizo que el exalcalde de Huancayo Juan Carlos Quispe Ledesma prometiera la peatonalización del parque Inmaculada, actividades por el Día del Músico, la creación de un conservatorio de música en el distrito de Chupuro y semilleros, con el fin de potenciar los talentos de la ciudad. Han pasado dos años desde el reconocimiento y los proyectos mencionados aún no se han concretado. “No han cumplido, iban a construir un sótano en el parque, son promesas. A veces solo vienen para filmar o ver cómo está la zona, nos molestan y al final se van”, menciona Aguilar.
El folclore de Huancayo ha trascendido las fronteras de la ciudad, atrayendo a músicos de Huancavelica, Ayacucho, Cerro de Pasco y Huánuco y con ello aumentando la oferta musical. “Cuando uno recién empieza en este rubro, lo máximo que puede ganar es 70 u 80 soles. En el caso de una nueva orquesta, se llega a un acuerdo con los clientes sobre cuánto quieren pagar. En mi caso, ser profesor no era suficiente para subsistir”, comenta Alfredo de la Cruz Aliaga, músico y director de los Ases de Chupaca, otra orquesta reconocida.
Según la investigación “Condiciones del uso del espacio público en la calidad de servicio de la música andina”, elaborada por Fritz Arroyo, que tiene como objeto de estudio al parque Inmaculada, en la actualidad existen más de 150 agrupaciones musicales en el Valle del Mantaro y 8 mil músicos que trabajan a diario. La cantina de las calaminas ya no existe, pero el parque sigue siendo su refugio, su centro de contratos y espacio para celebrar la tradición andina.
(Reportaje elaborado por los estudiantes Edwardo Revilla Mayta, Carla Alcocer Díaz, Brithney Chileno Gómez, Juan Diego Bejarano Gamarra como parte del curso de Taller de técnicas de redacción de la carretera de CTC de la Universidad Continental)