En el interior del local se intervino a seis personas , entre ellos tres mujeres (presuntas trabajadoras sexuales) y tres varones (clientes) que acudieron a este establecimiento para solicitar servicios sexuales a las damas de compañía. Fue un vecino que denunció que en dicho hotel se ejercería la prostitución clandestina, sin respetar el estado de emergencia.
Otros moradores refirieron que el prostíbulo funciona desde antes que se diera la cuarentena y los parroquianos ingresan sigilosos a este local ilegal.