Los latigazos del huacón distinción y privilegio
Los latigazos del huacón distinción y privilegio

David Enrique Guerra, 70 años de edad, miteño de nacimiento, orgulloso huacón, es el Caporal 2015 de la legendaria danza de la huaconada, que se baila el 1 de enero en el distrito de Mito, provincia de Concepción, departamento de Junín.

Don David me recibe en su apacible casa campestre de Palo Seco, Concepción, donde iniciamos una amena charla. “Pasar la caporalía de la huaconada, es un honor, una distinción y un privilegio, por ello estoy asumiendo esta gran responsabilidad junto con mis hijos y sobrinos (Hermanos Enrique)”, señala

A la pregunta de qué significa para él ser huacón, responde que es la expresión más digna de su existencia, que lo recibió como herencia de su padre y sus abuelos.

Añade que lleva 55 años danzando la huaconada y lo seguirá haciendo, mientras le permita el cuerpo. “Es la quinta vez que pasaré como caporal, antes los hice en los años 1975 (junto con mi padre y dos hermanos), 1983 (acompañado de los integrantes del Club 3 de Mayo de Mito), 1985 (junto con otros destacados huacones de Mito) y el 2004 (con mis hijos y sobrinos)”, agrega con un timbre de orgullo miteño.

Ser caporal, es una distinción para todo miteño, tanto así que el que quiere ser caporal tiene que pedirlo con una mucha anticipación. La caporalía de la huaconada ya está pedida por los próximos 5 años, registrada en los libros de la Municipalidad Distrital de Mito.

Don David cuenta que un hecho relevante de la tradición y que ennoblece al huacón, son los latigazos de valentía y hermandad, que solían practicarse años atrás. “El huacón se mide con un par de azotes en un gesto de valentía, son zurras entre hombres de coraje y a la vez amigos, porque después de los latigazos viene el abrazo fraterno; pues en Mito cada familia que danza huaconada tiene su líder, ninguno se amilana, ni quiere quedarse atrás”, sostiene el flamante caporal.

Por eso el huacón es un hombre de respeto, cualquiera no es huacón, tiene que ser un hombre ejemplar, de conducta intachable, por eso es la máxima autoridad que llega al pueblo para hacer respetar la moral y las buenas costumbres, sin caer en borracheras extremas, refiere nuestro entrevistado.

Para sorpresa nuestra, don David también es maestro tallador. Afirma que las máscaras que utilizan sus hijos y sobrinos para danzar, los hizo él mismo, con sus propias manos.

Finalmente cuando el jovencito que ingresa a danzar la huaconada tiene que someterse al ‘corta rabo’ o bautizo, cuyo padrino le pone un nombre en quechua. “Yo fui bautizado como el ‘Mishqui Runto’ (rico huevo) y mi padrino fue el viejo huacón Jeremías Córdova Barreto”, agrega David Enrique.