El descontrol y el dolor se apoderó de decenas de familiares y pobladores, que desesperados se desplazaron ayer hacia Huancavelica, en busca del asesino confeso, Fernando Matos Paucar, al cual pretendían ajusticiar con sus propias manos.
La desesperación cundió por encontrar al sujeto, que era trasladado a Huancayo luego de la diligencia del hallazgo y levantamiento del cadáver de la menor. Los enardecidos pobladores arremetieron contra la comisaría de Acostambo, con piedras y palos, pensando que allí estaba el detenido.
GRITAN. “Pedimos justicia, que nos entreguen a ese delincuente, vamos a matarlo, justicia señores, policías por qué no dejan que lo matemos, no merece vivir”, gritaban descontrolados. Los custodios repelieron el ataque de la turba, lanzando bombas lacrimógenas a fin de dispersarlos.
En un recorrido por la dependencia policial, se pudo observar que los vidrios de las ventanas estaban rotos, y había gran cantidad de piedras regadas en el frontis.
REVISAN. Mientras los familiares directos de la menor Maryori, lloraban desconsolados, la gente seguía la búsqueda del asesino confeso y tras el bloqueo de la carretera Huancayo-Huancavelica, se dieron el trabajo de detener uno a uno los vehículos para revisar sus maleteras, ni los patrulleros se libraban de la requisa. El no hallar al perseguido, les generaba más cólera.
La gente no cesaba en su protesta y persecución, y se trasladaron a Huancayo, esta vez para reclamar en el local de la División de Investigación Criminal y Apoyo a la Justicia, donde también lanzaron piedras y nuevamente fueron dispersados.
Allí los familiares de la menor, pedían calma, ya que la protesta interfería las diligencias de la investigación.
APOYAN. Pobladores de Huancayo, Pazos, Izcuchaca, Acostambo y Huayucachi se unieron a la violenta protesta.