El pututo y la tinya anunciaron el inicio del ritual. En la “pacarina” del santuario de Wariwillka (Huancán) se ofrendaron productos agrícolas y chicha de jora, para agradecer a la “Mama Yacu”, el agua, que en tiempos prehispánicos era adorada por los huancas. Acompañado de cantos ancestrales, el sacerdote andino, Victor Vilcahuamán, agradeció (en quechua) a cada nevado que provee de agua a Huancayo. “El agua es nuestra sangre, está integrado a nuestra vida”, dijo, antes de agradecer también al Amaru (serpiente andina) en cuyo honor, los huancas construyeron acueductos para el riego de maizales. “Es urgente cuidar el agua, porque ahora hay mucho recurso hídrico, pero poco bebible. Antes habían manantiales de donde se tomaba el agua directamente, hoy se tiene que hervir”, lamentó Vilcahuamán.

La ceremonia se realizó al iniciar el mes en el que se celebra el Día Mundial del Agua, (22 de marzo). Por el mismo motivo, los niños del curso vacacional de la Comisaría de Chilca, danzaron el ancestral “Limpia acequia”, que expresa la faena de los comuneros en la limpieza de sus riachuelos para optimizar el riego. La actividad fue organizada por la Autoridad Administrativa del Agua y el Ministerio de Cultura.

SANTUARIO. Según el director del museo de sitio Wariwillka, Robert Arroyo, el santuario fue construido para el culto exclusivo al agua, por ser considerado como el lugar de origen de los huancas. “Incluso se encontraron restos humanos de niños, que serían sacrificios al agua”, explicó.

WARIWILKA. El complejo arqueológico tiene más de 1,700 años de antiguedad y recibe más de 2 mil visitantes al mes.

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