Las personas que laboraban en el mercado La Reja Dorada, desalojados por orden judicial, acusaron que se cometieron actos de violencia física perpetrados no solo por personas inescrupulosas, sino también por efectivos policiales.
Walter Rojas, se encontraba en el interior del centro de abastos ubicado en la tercera cuadra de la calle Sucre en Chincha Alta en el momento que se ejecutaba el lanzamiento forzado y descerraje. Él al ver a su esposa en peligro pone su cuerpo para evitar que la golpeen. Tiene en la espalda los hematomas causados por la vara de uso policial.
Rojas indica que junto a otros comerciantes fue conducido a la comisaría de Chincha Alta. Dice que lo llevaron hasta el deposito vehicular y que allí fueron colocados boca abajo, despojados de los calzados para ser golpeados. “Nos han dado golpes en la planta de los pies con unos palos negros que usan ellos (policías)”, acusa.
Por su parte, la dirigente Flor Herrera refiere no estar conforme con la medida que dictó el juez Elvert Matías pese al habeas corpus que habían conseguido los comerciantes. Agrega que en la ejecución del desalojo hubo inescrupulosos que atentaron contra la propiedad del mercado y actuaron con impunidad pese a la presencia de policías, de un fiscal y del propio magistrado.