Cerca de 3 mil personas visitan la tierra de Melchorita, en fechas festivas, algunos menos en días frecuentes, pero ¿qué ofrece la municipalidad distrital de Grocio Prado a estos visitantes, que se acercan a conocer la historia religiosa, el arte de sus artesanos y el prodigio de la receta de las grociopradinas?, si la Plaza Mayor, donde se congregan los turistas esta deslucida en todo el perímetro, con tachos de basura corroídos, y falto de áreas verdes.

En el ingreso a estas tierras, los visitantes pueden notar la deficiencia en limpieza, la carencia de espacios recreativos, una obra de pavimentación de la gestión de Luis Alfredo Tasayco Tasayco, que días después de su inauguración empezó a ceder por el paso de vehículos pesados.

Al llegar a la Plaza Mayor, la decepción se acrecienta al ver cómo el grass de la Plaza, se está perdiendo por el descuido, al avistarse zonas tierrosas, sin plantas.

Sin fondo.

Algo que realmente parece incómodo para las personas que acuden los fines de semana a Grocio Prado, es no encoentrar en los tachos de basura un lugar para mantener limpia la ciudad.

"“Al arrojar una botella de plástico, vemos que se cae por debajo, entonces tenemos que buscar otro tacho y sucede lo mismo, hasta que recorremos la plaza de armas para buscar uno que realmente sirva como depósito”", señala un viajero.

En la actualidad, más de uno de estos tachos se encuentra en pésimas condiciones, al estar corroída la parte baja, es decir están fuera de servicio y siguen estando en la Plaza, para un fin que realmente no es mantener limpio el distrito “"Bendito, Místico y Laborioso”", como se conoce a Grocio Prado.

Además de los tachos, las bancas son otro de los defectos que presencian cientos de visitantes.

Por las inmediaciones del centro de la Plaza Mayor, existen dos bancas con exposición del fierro usado para su construcción, uno de estos puede incluso lesionar a los niños que acompañan a sus padres en los paseos familiares.

Imagen negativa. 

Grocio Prado carece de embellecimiento en el corazón del distrito, una imagen negativa, que tratan de cambiar los artesanos con sus productos, las grociopdradinas con su gastronomía y dulces, todo cuanto sea necesario para que no se apague el espíritu religioso por la sierva de dios Melchorita Saravia.

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