“Seguridad en las calles”, era el clamor de los familiares y amigos de la joven estudiante Nicole Stefany Muñoz Peña (20), quien fue asesinada la noche del viernes en el distrito de Independencia, en la ciudad de Lima.
Sus restos fueron velados en su domicilio de la novena cuadra de la avenida Bolognesi, en el centro de la ciudad de Pisco, y desde allí se inició el último recorrido con destino al cementerio. Primero llegaron a la Plaza de Armas de la ciudad, luego a la Iglesia Matriz San Clemente y después hicieron un alto en la Comisaría provincial, donde exigieron justicia por esta muerte.
“Queremos justicia, mucha corrupción; hasta cuándo seguiremos esperando, queremos seguridad. ¿Cómo es posible que en un centro comercial no haya seguridad? Este dolor es único, es mi niña, una señorita muy buena, muy estudiosa, con futuro, a punto de culminar sus estudios. ¿Dónde están las autoridades?”, exclamaba uno de sus familiares.
Muñoz Peña murió víctima de un disparo de Eduardo Romero Naupay, quien además asesinó a otras 4 personas y dejó heridas a otras 9 en un centro comercial del distrito limeño de Independencia.
Sus familiares y amigos le dieron el último adiós en medio de profundas escenas de dolor en la provincia de Pisco.
En su afán por salvarse de los disparos, la joven pisqueña se escondió dentro de las instalaciones del BCP. Pero Eduardo Romero Naupay disparaba sin control y no pudo salvarse. Encontró la muerte trágicamente.
Sus familiares la describieron como una joven ejemplar que culminó sus estudios y viajó a la capital para estudiar administración de negocios. Pensaba volver a su ciudad natal para ejercer su profesión y era el orgullo de sus padres Carlos Edgar Muñoz Huamán y Carmen Rosa Peña Salguero.
ARMAS. Asimismo, los familiares exigieron al presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski, reforzar la seguridad ciudadana en las calles y a la vez evaluar bien a todas las personas en diferentes aspectos para entregarle una licencia para portar armas, y evitar una tragedia como la que ocurrió la noche del pasado viernes en un centro comercial de la ciudad capital.
“Queremos seguridad ciudadana, queremos seguridad en las calles, hasta cuándo estaremos con estos hechos delictivos”, reclamaban y cuestionaban los familiares mientras que un grupo de niños, jóvenes y adultos mostraban sus pancartas con frases de rechazo y de reflexión sobre lo ocurrido.
Reconocen a policía. Entre tanto, la Policía Nacional del Perú (PNP) distinguió ayer al agente que el viernes pasado mató al autor de la matanza en un centro comercial de Lima, que dejó cinco muertos y nueve heridos.
El viceministro de Orden Interno, Rubén Vargas, aseguró que corresponde reconocer la acción valerosa del agente Lorenzo Machaca, de 29 años, quien vestía de civil cuando se encontró con el asesino, identificado como Eduardo Romero Naupay, de 32 años, en plena masacre.
Vargas anunció que la Policía incautará todas las armas que no tengan su licencia en regla en la primera semana de abril para que sean internadas en los almacenes de la Superintendencia Nacional de Control de Servicios de Seguridad, Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil (Sucamec).
Tras conocerse que el autor de la matanza tenía la licencia de su pistola caducada, el viceministro también señaló que su sector coordina con el Ministerio de Salud elevar la rigurosidad de las pruebas psicotécnicas para obtener el permiso de uso de armas.
“Hechos como estos muestran que los certificados se habrían convertido en formularios de mero trámite sin ser evaluaciones reales”, indicó.
El funcionario recordó que en Perú existen actualmente unas 260,000 licencias de uso de armas de fuego vencidas, y advirtió que serán declaradas nulas si no están en regla a inicios de abril.
El atacante inició una matanza en el municipio limeño de Independencia, situado en el norte de la capital peruana, después de que funcionarios ediles desalojaran el puesto ambulante de salchipapas que tenía en Los Olivos, distrito colindante a Independencia.
Romero hirió en esa acción a un agente de fiscalización, huyó hasta su casa para recoger una segunda pistola y se dirigió al centro comercial Royal Plaza, donde comenzó a disparar indiscriminadamente a las personas que estaban en discotecas, en un restaurante y en una oficina bancaria, hasta que fue abatido.