tuve la oportunidad de participar en de la primera planta de energía solar flotante en el Perú, también conocidas como “floatvoltaics”, que se instaló sobre uno de los reservorios de agua de una empresa agroindustrial que opera en Pisco.

Energía sostenible

Esta planta tiene una capacidad de 450 KW y se espera que genere más de 850,000 KWH anuales, destinados al autoconsumo de la agrícola. Con este proyecto, la empresa podrá reducir significativamente sus costos de electricidad, así como reducir sus emisiones de CO2 en más de 650 toneladas por año, lo que contribuirá a la preservación del medio ambiente.

La elección de invertir en una planta flotante se basó en los beneficios adicionales que éstas ofrecen respecto a las plantas de energía solar tradicionales instaladas en tierra, tales como la optimización del uso del espacio, ya que se aprovechan superficies de agua tales como reservorios, embalses o lagos, sin ocupar terrenos valiosos para el cultivo; mayor eficiencia energética, toda vez que el agua ayuda a enfriar los paneles solares evitando el sobrecalentamiento y mejorando su rendimiento, lo que se traduce en mayor producción de electricidad que las instalaciones en tierra; reducción de la evaporación del agua como consecuencia de la cobertura parcial de la superficie; disminución de la proliferación de algas al bloquear la luz solar, mejorando la calidad del agua y reduciendo costos de mantenimiento, entre otros.

Cada vez son más las empresas agrícolas que han comenzado a instalar sistemas de energía solar para el riego tecnificado, el procesamiento de productos, e incluso para la iluminación de los campos, lo que permite realizar cosechas nocturnas. Además, en zonas rurales alejadas donde el acceso a la red eléctrica es limitado, la energía solar se ha convertido en una solución clave para garantizar la continuidad de las actividades agroindustriales.

Esta transición energética en la agroindustria peruana se ha visto impulsada no solo por la necesidad de reducir costos operativos, minimizar la huella de carbono y adaptarse a los desafíos del cambio climático, sino también, por la exigencia de los mercados internacionales, tales como Europa, que cada vez más exigen el uso de energía sostenible y por las condiciones geográficas favorables del país, que cuenta con altos niveles de radiación solar en diversas regiones.

Chile, por ejemplo, el país con más alta radiación solar en el mundo, pasó de 11 megavatios (MV) de capacidad instalada de energía solar al final del 2013, a 10,507 megavatios (MV) a diciembre 2024, lo que representa el 30.1% de la capacidad total instalada en el país. En Perú, en cambio, la participación de la energía solar en la matriz energética sigue siendo muy limitada; hasta octubre de 2024, se contaba con una capacidad instalada de energía solar fotovoltaica de aproximadamente 480 megavatios (MV).

El gobierno peruano y diversas organizaciones han impulsado programas de financiamiento y subsidios para fomentar la adopción de energías renovables en el sector. Iniciativas como los créditos verdes y los incentivos fiscales han permitido que pequeños y medianos productores puedan acceder a esta tecnología. A esto se suma la participación de empresas privadas que desarrollan proyectos de energía solar adaptados a las necesidades del sector agrícola, facilitando su implementación a gran escala.

A pesar de los avances, la transición energética en la agroindustria enfrenta diversos desafíos, tales como la inversión inicial elevada y la necesidad de capacitación técnica para el mantenimiento de los sistemas solares. Sin embargo, los beneficios a largo plazo, como la reducción de costos energéticos y la independencia de fuentes de energía no renovables, han motivado a cada vez más productores a adoptar esta tecnología. Hay que destacar que, en términos globales, el mundo recibe más energía del sol cada hora de la que usa toda la economía global en un año, lo que avizora un gran futuro para la energía solar.

Con un sector agroindustrial que representa una parte fundamental de la economía peruana, y con el alto potencial del país para el desarrollo de proyectos solares, especialmente en las regiones del norte y sur donde la radiación solar es más intensa, la apuesta por la energía solar no solo es una estrategia para mejorar la competitividad, sino también un paso firme hacia un modelo de producción más sustentable. Si la tendencia continúa, el Perú podría convertirse en un referente regional en la implementación de energías renovables en la agricultura, garantizando así un equilibrio entre desarrollo económico y cuidado del medio ambiente.

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