La falta de agua potable continúa afectando la calidad de vida de cientos de familias en varios sectores de la provincia iqueña, donde la población se siente vulnerable en un contexto de la pandemia por la COVID-19.
Zonas desabastecidas
En el caso de la urbanización San Francisco, en el Cercado de Ica, más de 50 familias se ven perjudicadas por el desabastecimiento del líquido elemento, ahí reside el ciudadano Luis Condori, quien enfatizó que la falta de agua lleva hasta tres meses, y no existe un abastecimiento adecuado mediante cisternas. Pese a ello, continúan pagando los recibos por el servicio de manera puntual.
“No tenemos agua por casi tres meses y nos han indicado que es por un problema en el reservorio del Estadio José Picasso Peratta y que lo iban a solucionar en siete días, pero ya ha pasado mucho tiempo. La cisterna viene cada 30 días, inclusive nos siguen cobrando, a una vecina antes le ha venido en su recibo hasta 500 soles, sin embargo no hay un trabajo adecuado”, declaró.
Por su parte Nestor de la Cruz, también indicó que la falta de agua se agudiza en las calles Quezal Tenango, La Libertad, Huánuco y Guatemala, donde los moradores se ven obligados a comprar el recurso hídrico mediante cisternas particulares y deben comer en restaurantes aledaños, ya que no hay agua necesaria para sus necesidades básicas, añadió que los momentos difíciles por el desabastecimiento del líquido afecta más a los niños y ancianos de la zona, pudiendo generar un problema de salud pública.
El mismo panorama del mal abastecimiento de agua, se evidencia en el centro poblado San Idelfonso (La Tinguiña), donde las familias indican que desde que se opusieron a la instalación de medidores en las cajas de suministro el año pasado, solo reciben pocas horas de agua de manera diaria y con presión casi nula.
El presidente de la junta directiva de la zona, Ronald Yarasca, sostuvo que son más de 100 familias las preocupadas porque el líquido elemental es muy poco. Precisó que, en octubre del 2021, personal de Emapica, en conjunto con agentes de la policía se posicionaron sin ninguna comunicación previa para la instalación de medidores, acto que fue rechazado enérgicamente por los ciudadanos, quienes pedían antes una mesa de diálogo.
“Nos quisieron colocar los medidores sin notificarnos antes y por eso la población se levantó y el recibo dice abastecimiento las 24 horas, pero la realidad es distinta,”, comentó.
En el sector varios moradores han improvisado una conexión en las veredas de sus casas para que puedan almacenar el agua potable, ya que existe la duda si al día siguiente serán abastecidos con el recurso hídrico.