Ay, Rosa, Rosita...
Ay, Rosa, Rosita...

El mérito no se lo podemos quitar, por supuesto que no. Rosa Bartra hizo una campaña en La Libertad, en el año 2016, con pocos bríos y escasos pronósticos a su favor, y esto debido a que su vida política la había tenido en Áncash, a través de un movimiento que hoy tiene también resquebrajamientos y acusaciones saltantes. Y, sin embargo, la nueva dama del fujimorismo por estos lares, sin ser más conocida que otros políticos locales, obtuvo su curul. En parte fue gracias al gran arrastre de Keiko Fujimori en 2016, en parte gracias a sus dotes de política, que las tiene, claro que sí.

Lourdes Flores dijo en Trujillo, a propósito, que ella era uno de los nuevos rostros del fujimorismo con mayor personalidad. Y lo dijo pese a que no siempre está de acuerdo con ella.

Este periodista también lo cree. Y eso porque la he visto desde la campaña, cuando estaba más tiempo en Trujillo, antes de que se convierta en una de las más férreas defensoras del fujimorismo keikista que hoy zapatea a nivel nacional.

Y sus habilidades la han hecho mutarse, adaptarse al gen naranja del fujimorismo de este tiempo. Porque Bartra tiene hoy el ímpetu ramplón de Becerril, la dureza femenina que recuerda a Martha Chávez y a Cuculiza, la agresividad comunicativa del Galarreta más puntilloso. Rosa Bartra ha chupado como esponja el achoramiento naranja y le ha agregado su propia cosecha, esa que le da su habilidad y formación política.

Pero Bartra es parte también del deterioro evidente, de este calateo de miserias que ha mostrado el fujimorismo obtuso, terco y confrontacional. Presidenta de la Comisión Lava Jato, ha ejecutado paso por paso el plan para el que fue creado este grupo de trabajo (la cabeza de PPK fue su leitmotiv primigenio), pero ahora dice que solo por pura casualidad los documentos sobre los casos de la comisión cayeron en manos del montesinista Vicente Silva Checa.

Bartra, que se muestra agreste y flamígera ante los periodistas cuando le preguntan lo que no le gusta, y que cree -porque eso le dicen los trolls fujimoristas- que está poniendo en su lugar a todos, olvida que todos ya comprobamos gracias a los revelados chats de “La Botica” que ella y sus colegas de bancada no hacen más que acatar las órdenes de la jefa y de sus asesores, entre ellos Silva Checa. Ya nos dimos cuenta, aunque muestre prestancia y achoramiento a la vez, que también ella se ha convertido en un mero brazo ejecutor.

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