El centro histórico de Trujillo por donde se respiraba aire puro ahora se ha convertido en una capa inmensa de polvo, producto de los últimos huaicos que azotaron a la ciudad.
Las pistas lucen lodo seco y tras el paso de los vehículos un inmenso polvo se levanta de la pista asfáltica. Los pobladores se ven obligados a utilizar mascarillas.
Como se sabe Trujillo ha resistido siete huaicos en una semana luego de la salida de las aguas de la quebrada San Ildefonso desde el distrito de El Porvenir. El lodo seco se ha convertido en un peligro para la salud de los trujillanos.