La inflación golpea los bolsillos de las familias peruanas, sobre todo los de los más pobres. En los últimos 12 meses, la inflación alcanzó el 9.28%, el dinero cada día vale menos.
La inflación golpea los bolsillos de las familias peruanas, sobre todo los de los más pobres. En los últimos 12 meses, la inflación alcanzó el 9.28%, el dinero cada día vale menos.

El Gobierno de izquierda de Pedro Castillo ha traicionado una y otra vez su propio lema “Siempre con el pueblo”. Jugaron con las esperanzas de los más pobres y engañado al pueblo que lo eligió. Su único interés es impulsar su proyecto político y tomar el Estado como un botín. Llegaron para servirse y no para servir.

Tenemos un país a la deriva, sin soluciones a los problemas que aquejan a la ciudadanía, como la inflación, la falta de empleo y la inseguridad. A su vez, el Gobierno está manchado por la corrupción, con seis investigaciones en curso por parte de la Fiscalía.

La inflación golpea los bolsillos de las familias peruanas, sobre todo los de los más pobres. En los últimos 12 meses, la inflación alcanzó el 9.28%, el dinero cada día vale menos. Según el IPE, los ingresos reales son 12% menos que prepandemia. Según la encuesta de Apoyo, más del 50% de las familias considera que su situación económica está peor que en los últimos 12 meses.

Es claro que existen factores externos que explican la crisis inflacionaria, pero la incertidumbre interna y la pésima gestión acentúan esta situación. Basta un ejemplo: si el Gobierno hubiese comprado a tiempo fertilizantes, se habría logrado reducir el impacto en precios de los alimentos en la canasta básica. Sin embargo, aún no se concreta la compra y las familias siguen pagando precios más altos.

Se olvidaron del campo y engañaron a los agricultores. No solo no cumplieron con la compra de fertilizantes, sino que anunciaron una segunda reforma agraria que solo fue un mensaje populista vacío, sin acciones concretas para mejorar las condiciones de la pequeña agricultura. No se ha hecho nada para mejorar la productividad del agro, no se articularon programas de asistencia técnica, no se trabajó por mejorar el acceso al agua con obras de irrigación ni se amplió el uso de semillas mejoradas.

Ya vemos los resultados. Según el INEI, la producción del sector agrario ha dado un giro negativo, luego de un año continuo de crecimiento, y cayó un 2.9% en el mes de junio. La superficie sembrada entre enero y junio de este año se redujo un 6.9% y destaca la dura caída de la superficie para cosecha de arroz en un 24.2% en junio.

El mercado laboral está deprimido, no hay trabajo, el empleo es precario y la informalidad aumenta. Hay un millón más de informales que antes de la pandemia y casi 8 de cada 10 empleos son informales. Cerca de 13 millones de peruanos trabajan sin beneficios laborales, sin seguro o pensión, trabajan más horas y reciben menores salarios. Lo más afectados son los jóvenes menores de 25 años, grupo en el que la informalidad afecta a cerca de 9 de cada 10.

Este Gobierno ha destruido la confianza empresarial y, con ello, las perspectivas de la inversión privada, que es la generadora de empleo formal en el país. Una economía que crecerá por debajo del 3% no generará los puestos de trabajo que se requieren. Las empresas han paralizado su inversión y contratación de trabajadores. Hoy, ni grandes, medianos o pequeños empresarios apuestan por el país. Nadie invierte su dinero en una fábrica, una mina, una bodega, un taller o un puesto en el mercado.

Este Gobierno de izquierda le dio la espalda al pueblo. Culpan a otros, no asumen sus errores y polarizan al país. Lo cierto es que ya el dinero no alcanza y no hay soluciones a los problemas de las familias peruanas.

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