De prisiones preventivas
De prisiones preventivas

Así como se decía que la justicia no debe tener distinciones políticas o sociales, no veo por qué ahora se fustiga la prisión preventiva como una infernal estrategia fiscal por perseguir el delito. Ahora último, si Pedro Pablo Kuczynski se aprovechó del cargo y debe someterse a la ley, entonces no nos pongamos sentimentales a discutir si tiene 80 años o está mal del corazón.

Viendo los noticieros dominicales, la mayoría de los reportajes sobre la situación legal del expresidente estaba enfocado al lado humano, condescendiente, emocional, para poner en la balanza la crueldad de la ley sobre una persona de 81 años con arritmia cardiaca. Si va a la cárcel muere, dice su hija. Y entiendo que así debe pensar como familia.

Sin embargo, de los últimos años hasta ahora vemos que el estado de salud de algunas exautoridades procesadas por presuntos actos de corrupción ya no parece ser un diagnóstico médico, sino de asesoría legal. Si piden tu prisión preventiva, entonces te enfermas y pasas un buen tiempo en una clínica (porque nadie va al hospital) a ver cómo sigue el asunto.

De estos procesados a punto de morir tenemos como caso emblemático a Alberto Fujimori, a quien desde su condena (07/04/2009) nos aseguraron que moriría en prisión. Su amigo Jaime Yoshiyama presentó un estado delicado cuando se enteró de su orden de detención; mientras que hace poco Luis Nava, exsecretario de Alan García, pasa por un cuadro parecido.

Considero que, en vez de cuestionar las prisiones preventivas, se debería de dudar si en verdad quienes tienen cuentas pendientes con la justicia padecen de enfermedades de riesgo mortal. No digo que no haya casos. Si no es así, el club de los inimputables por salud o edad podría llenarse de socios vitalicios y tener más solicitudes de ingreso que becas de estudios.

La prisión preventiva, un método jurídico que ha sido exitoso en Brasil y que va por ese mismo camino en Perú, tendría que ser defendida. Porque, veamos, si los políticos corruptos no han podido tumbarse a los magistrados que interpretan la ley, entonces irán por su metodología legal. Y parece que eso está sucediendo.

Hoy que algunos están más interesados en poner en debate el excesivo uso de la prisión preventiva y no el freno a la corrupción a gran escala, no me sorprendería que Fuerza Popular, el Apra o cualquier otra bancada mercachifle presente algún proyecto de ley para modificar esta base legal. En serio, hay que cambiar, pero a los indeseables ladronzuelos camuflados en política.