El "adiós atemporal" de una banda capital del rock trujillano en este milenio (VIDEO)
El "adiós atemporal" de una banda capital del rock trujillano en este milenio (VIDEO)

Por Omar Aliaga

Aquella noche mística de verano el sudor arreciaba, y era difícil respirar por la cantidad de gente que había colmado el bar Chaska, en pleno de centro de. Era la noche del 4 de febrero de 2006, y los videos colgados en YouTube pueden dar fe de ello hasta hoy: la banda Azulejos presentó su disco "Venenosa" en medio un ritual de cabezas movedizas y rostros extasiados y de ojos cerrados, como en una comunión religiosa.

"Fue increíble. Uno de los grandes momentos: la gente se sabía las canciones, las coreaba, era mágico", dice Luis E. Maltese, vocalista y guitarrista.

Tito Domínguez, guitarrista y a la vez productor de ese disco, también recuerda de modo especial esa noche en la que las navajas (imagen icónica de la portada del disco) aparecían alrededor, aunque es cauto y apunta que siempre fue un poco autocrítico, más allá de la euforia. Pero, cuando esa noche en Chaska habló ante todos (videíto manda), él mismo mencionó tres veces la palabra "de puta madre" en medio de un puñado de frases, como muestra del frenesí de aquella noche épica de hace casi catorce años atrás.

Fue una noche histórica para el rock trujillano, por lo que significó ese disco en ese momento. Luis y Tito lo saben a pocas horas de volver a tocar, pero esta vez para hacer su anunciado "adiós atemporal" como banda.

"Ese primer concierto es uno de los momentos que quedarán", dice el guitarrista.

Luego, por supuesto, vino otro momento crucial: la grabación del disco "Venenosa".

"El disco lo hicimos prácticamente Tito y yo. No había baterista, parecía que el disco iba a ser la parte final de la banda; pero allí más bien continuó la banda", recuerda el vocalista.

"Asumimos el proyecto. Nos tomamos casi un año, fui a Lima, tomé un taller de producción y estuvimos en la grabación del disco de Space Bee", dice Tito.

Cuando Azulejos presentó "Venenosa", su ópera prima, la banda estaba integrada, además de Tito y Luis (fundadores), por Alejandro Castillo (bajo) y Mack Mantilla (batería). "Venenosa" fue un golpe sobre la mesa del rock trujillano y del norte del país. Su estética indie estaba compuesta por melodías pop que se robustecía con guitarras afiladas e intensas canciones a ratos oscuras, a ratos inciertas. Fue probablemente la primera agrupación trujillana que cuidó los detalles de producción e innovó desde el laboratorio de la grabación. Allí están esos himnos locales de años recientes como "Venenosa", "Revolución", "Como piedras" o "Mi soledad". Temas que guardan perfecta vigencia.

Azulejos, entonces, generó, quizás sin proponérselo, una narrativa transmedia: los artistas creaban artefactos audiovisuales y gráficos en torno a la banda; y la banda innovó en la forma de hacer videoclips en esta parte del país.

SIN FINAL

Los años más productivos e intensos de la banda se dieron entre el 2005 y el 2010, aproximadamente, años en que la movida local gozó de buena salud con otros grupos de diversos géneros (Malagracia, Cabaret Sade, MP3, entre otros) que tocaban cada semana en el extinto bar Chaska y otros locales. Fueron los tiempos de pequeños y medianos festivales, con esa sensación de despegue. Duro poco, pero fue intenso.

"Aparece El Beso, un lugar alternativo. Luego Chaska, que nos acogió y fue como nuestro segundo hogar. Fue un momento donde todo confluyó", reflexiona Tito. "Las redes sociales también han influido. En esos años te ganabas a pulso a tus seguidores. Hoy prevalece el dedito arriba".

Esos años quedaron registrados en la historia del rock local y tuvo como uno de sus protagonistas a Azulejos. La banda se aleja ahora de los escenarios, tras 18 años en la brega. Los últimos años ya no eran tan recientes las tocadas ni las reuniones para ensayar, reconoce la banda. En esta etapa, sin embargo, se unió y se adaptó muy bien a la banda Brando Molera en el bajo, y grabaron un puñado de canciones que hicieron vislumbrar al sucesor de "Venenosa". No podrá ser, al menos por ahora. El evento "Azulejos, un adiós atemporal", esta noche en casa Ganoza (Jr. Pizarro 278, en pleno centro de Trujillo), será el fin eventual de un largo camino de música y experiencias vitales y artísticas. Vale la pena formar parte de esta ceremonia a la altura de una banda capital de nuestra ciudad. 

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