Escrito por Nicolás Fuentes
Cuando el gobierno nos quita dinero, a través de tributos: impuestos, contribuciones y tasas, para financiar obras públicas, nos hace incurrir en un costo de oportunidad de ahorrar, invertir o gastar más dinero en medicinas para mejorar nuestra salud.
Ese costo se llama tasa social de descuento y tiene un valor del 8% de cada céntimo que dejamos de ejecutar en escuelas, pistas y postas médicas.
En Trujillo, las Municipalidades no han ejecutado S/ 262 millones y el costo de dicha ineficiencia es de S/ 19 millones que nunca más recuperaremos porque se ha perdido la oportunidad de ejecutarlos.
Con ese dinero perdido, se pudo haber asfaltado 40 mil m2 de pistas o poner conexiones de agua y alcantarillado a más de 2 mil viviendas o reponer más de 228 mil carpetas escolares.
En una provincia con más de 40 mil hogares pobres, lo que no están ejecutando es equivalente a darle canastas covid-19 durante 2 meses a cada hogar pobre.
Como solía decir Murray Rothbard: “La mejor manera de ayudar a los pobres es reducir los impuestos y permitir que el ahorro, la inversión y la creación de empleos continúen sin obstáculos”. Porque si dejamos que el gobierno siga administrando nuestro dinero, bajo la promesa de generar beneficios públicos, seguiremos perdiendo millones de millones de soles que jamás recuperaremos.
Alcaldes y demás comparsa, cada sol que no ejecutan por su ineficiencia e incapacidad de gasto: cuesta y le cuesta a los trujillanos más necesitados.