El doble desafío apepista
El doble desafío apepista

Los dos son apepistas, tienen cosas en común, pero a la vez mantienen diferencias claras. Tanto Daniel Marcelo como Manuel Llempén han iniciado sus gestiones como alcalde de Trujillo y como gobernador regional en medio de cierta expectativa, y con la “bendición” en forma de acto de presencia del mismo líder de APP, César Acuña. Tienen, políticamente hablando, un real desafío: del éxito o fracaso de sus gestiones dependerá la vigencia partidaria de APP, o su descarrilamiento hacia el hartazgo popular.

Marcelo es quien quizás está más propenso al desgaste. Ha sido la máxima autoridad municipal de La Esperanza en los últimos doce años. Casi una vida. Y aunque hay quienes le señalan algunos méritos en forma de cemento y losa, su imagen también ha sido contaminada por una andanada de denuncias propias de la actividad política y de las inevitables sombras propias y ajenas del cargo público.

Llempén ha sido funcionario en la comuna de Trujillo, en Sedalib, en Chavimochic y en el Gobierno Regional de La Libertad. Han sido cargos transitorios, aunque igual no exentos de críticas. Sin embargo, no es lo mismo que haber tenido un periodo o varios periodos como autoridad electa. Eso le da cierta frescura, pero esta durará poco. La vida política desgasta y pasa factura con suma facilidad.

Ambos heredan problemas no menores. Marcelo tiene las bombas dejadas del comercio ambulatorio, el Segat y el recojo de basura, deudas por saldar. Aunque tiene también papeles por desempolvar de su predecesor Elidio Espinoza, que quizás utilice para la tribuna. Mientras que Llempén tiene otras bombas como Chavimochic y su continiudad, con Odebrecht como telón de fondo. Deberá, además, mejorar el pésimo nivel de ejecución del gasto en proyectos dejado por su predecesor; tendrá que sacar al gobierno regional del sótano.

La fortaleza del partido, de la organización política en ambas instancias del poder, puede ser una ventaja para Marcelo y Llempén, si la aprovechan con medidas al alimón. Pero eso también puede ser su ruina política: la concentración de expectativas en APP puede traer futuros chascos, máxime si es que las sombras de la corrupción se llegan a asomar. Tendrán, dicho sea de paso, una oposición política férrea, pues Marcelo será confrontado en el concejo por regidores de experiencia política (entre ellos, más de un exalcalde), y Llempén no tiene mayoría en el consejo regional, al que seguro intentará domar con negociaciones propias de la política.