Escrito por Omar Aliaga Loje
Es verdad que hubo una reunión en la que César Acuña conminó a sus partidarios regidores de Trujillo a votar a favor de la suspensión de Daniel Marcelo de la alcaldía el día que se sesione sobre el tema. Era, de acuerdo a la explicación de Acuña, una forma de que Alianza Para el Progreso no quede tan mal ante la población y la opinión pública. Y hasta el mismo Marcelo tuvo que aceptarlo, también presente en esa reunión. Era lo razonable, aunque la sensación de ese acuerdo no debió ser agradable para él en absoluto.
Pero una cosa es un acuerdo entre cuatro paredes, y otra salir a hacer público ese acuerdo, que fue lo que hizo José Ruiz y terminó enervando no solo al aún alcalde, sino incluso a más de un regidor apepista.
Daniel Marcelo sabe que se irá, y que hoy el voto en mayoría es por la suspensión. Pero quiere irse no por la puerta falsa, se lo ha dicho a sus cercanos. Y eso porque tiene una esperanza: la casación, que acaba de ser admitida a trámite.
Poco se ha analizado aún sobre los alcances de dicha casación interpuesta a la sentencia en dos instancias en su contra. Y sin embargo esta deja algunos puntos sueltos para pensar en lo que se viene. La casación abre la posibilidad de que dos de los tres resultados opcionales ocurran a favor de Marcelo. Primero: que se confirme la sentencia, con lo que el alcalde se vería derrotado de manera casi definitiva. Segundo: que se revoque la sentencia, y así quede sin efecto. Y tercero: que se anule la sentencia (con lo cual iría todo a fojas cero).
Marcelo está convencido (porque sus asesores le han dicho que es posible) de que puede regresar al cabo de unos meses al sillón municipal de Trujillo por la puerta grande. Cree que es posible convencer a la Suprema de que lo suyo en este caso está más cerca de la falta administrativa que del delito. Eso lo creyó desde el principio, pero el juicio dio otro resultado que sorprendió a los suyos.
Es una apuesta final, a la que Marcelo le dedicará esfuerzos mayores, según lo que se ha podido conocer. Veremos si la suerte le sonríe.