Escrito por Johnny Aurazo
Doña María debe ser una de las pocas pacientes con coronavirus en el mundo que le gana la batalla a la enfermedad a los casi cien años de edad.
MILAGRO EN ABRIL
Cuando ingresó a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de la clínica San Pablo en Trujillo, la madrugada del sábado 11 de abril, tenía 97 años, 10 meses y 20 días de nacida. Llegó con un cuadro de insuficiencia respiratoria y tras practicársele la prueba rápida para confirmar si era una víctima más del Covid-19, se convirtió en la paciente número ocho con el virus en el establecimiento de salud.
Por la letalidad de la enfermedad a su avanzada edad, el pronóstico de la nonagenaria era reservado. Sin embargo, ocho días después, salió victoriosa de la clínica, con sus manos entrelazadas, a punto de llorar y las palmas enrojecidas del personal de salud que la atendió.
“Por ser una paciente con mucha fuerza de voluntad, positivismo, fe y resiliencia, contribuyendo a tu propia mejoría. ¡Felicidades!”, dice el diploma de honor por su perseverancia que la clínica San Pablo le entregó el mediodía del domingo 19 de abril, minutos antes de ser dada de alta.
Cory Pérez Zárate, la médica que le dio el diploma, tiene la imagen de aquel momento impregnada en sus retinas. “Le dije que ya se iba a su casita y me respondió con un gracias y una sonrisa”, recuerda emocionada.
Doña María estuvo cinco días internada en UCI. Tuvo tos, fiebre, neumonía y poca lucidez, pero nunca requirió de un respirador artificial. “No tenía otras patologías, algo clave para su recuperación”, atribuye Pérez.
Tras dejar la Unidad de Cuidados Intensivos, la nonagenaria pasó a Hospitalización Covid, aislada. Nunca supo que tenía coronavirus. Los médicos le dijeron que solo tenía “una gripe muy contagiosa”. “Nos pedía que la acompañemos y que no la dejemos sola. Fue monitoreada las 24 horas del día y por ahí le dimos unos minutos más para que se sienta acompañada”, narra Alberto Cabanillas Mejía, médico internista.
“Tratamos, además, de sonreírle siempre. Le decíamos que esto iba a pasar y que pronto iba a estar en su casita con su familia. Entendió que lamentablemente no podíamos estar mucho tiempo con ella. Puso mucho de sí misma para recuperarse, el cuerpo médico también dio todo de sí para que todo salga bien, pero la voluntad divina también ha permitido que hoy siga con nosotros y ya esté al lado de los suyos. Su recuperación es un milagro”, confiesa el galeno.
Para Cory Pérez, los ochos días que doña María pasó en la clínica que gerenta les ha dejado un mensaje, una lección de vida en medio de una crisis que nadie estaba preparado para enfrentar con éxito.
“Le dimos muchas gracias por ese espíritu vencedor que siempre mostró y le dijimos que su actitud, siempre positiva, nos dio fuerzas para seguir adelante y que hoy nos permite tener más fe. Su recuperación es un mensaje de esperanza para el mundo”, dice Pérez.
La galeno también atribuye el “milagro” de doña María al “extremo” cuidado que recibe en casa.
“Sus hijos siempre estuvieron con ella. Una mujer my bien alimentada y atendida. Ayer [domingo] que la visité pude confirmar el inmenso amor que recibe de su familia. Ese ha sido otro factor para su milagrosa recuperación”, sostiene.
Doña María cumplirá 98 años el 22 de mayo. Cuando dejó la clínica San Pablo, cuentan los médicos, su hija se paró frente a la silla de ruedas que la movilizaba para inmortalizar el momento en un video que hoy es testimonio de fe.
“Tiene una alegría contagiante. Ella misma se aplaudía mientras salía de la clínica. Cuando le preguntábamos cómo estaba, siempre decía ‘muy bien”, cuenta Cory.
Posiblemente una persona asintomática la contagió, se piensa. Pero hoy todo quedó atrás.