El reconocido narrador peruano Walter Lingán (San Miguel de Pallaques, Cajamarca, 1952) llegó a Barcelona y luego de intercambiar recuerdos casi olvidados con su amigo de infancia Carlos Malca Becerra, más conocido como Ashé, revisó sus memorias emparentadas con la gente y con los paisajes de su pueblo natal. Así surgió la novela “Y me llamaron Ashé” (2022).
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En esta se narra la vida de un joven provinciano que intentó ser futbolista profesional y terminó como migrante en España. Carlos le confesó a Walter: “Ahora vivo en Barcelona, capital de Cataluña, y en varias oportunidades estuve merodeando por los alrededores de la monumental basílica de la Sagrada Familia. Observo con temor la tremenda altura de sus torres diseñadas por el arquitecto catalán Antoni Gaudí. Dizque han pasado casi ciento cuarenta años y hasta ahora no hay cuando terminen de construirla”.
ASHÉ
El título se obtiene de una frase común en el habla coloquial de los pueblos andinos del norte peruano (Así es = Ashe). Así también la historia está narrada en un lenguaje accesible. Lingán expresa en comunicación directa las vidas de los paisanos generacionales de su pueblo. Es mérito del novelista que, con cicatrices en el alma, expone a su pueblo y su gente. El personaje central de la novela preguntó: ¿Papá, por qué me dicen Ashé? Te dicen Ashé porque a mí me llaman Ashé. ¿Pero de dónde ha salido eso? Ah, porque ashé es la vida, hijo. No le entendí y tampoco me explicó más. Yo seguí cargando con el enigma. «Porque ashé es la vida». Esa frase no paraba de dar vueltas en mi terca tutuma. ¿Y cómo es la vida? (p. 21).
HABLAR ANDINO
En tiempos actuales de resistencia de la cultura ancestral y en defensa de las culturas andinas, es un mérito de la novela el rescate de la oralidad andina como ocurre en los diálogos: “Sueña hasta el delirio cómo dejar en el polvo del camino sus propias huellas”. Conversar con doña Celfa. Hola, ¿cómo estasté, pues, don Ashecito? No tan bien, oigasté, aquí un poco maluco. ¿Qué ya, pues, le pasa? Mirusté, sufro mucho porque no puedo ver a mi Tessa. Ah, sí, oigasté, nos hemos enterado de que la tienen encerrada en un cuarto bajo candado y bien encadenada pa que no escape. Oiga, doña Celfa, présteme su terrado. ¿Y para qué pue’ será? Mire, de arriba puedo verla, solo quiero verla, aunque sea de lejitos. Suba nomás, pues, don Ashecito (p. 176).
EL POETA
No solo es la narrativa de costumbres, personajes, anécdotas, minihistorias y una época; es también la revaloración del gran poeta Demetrio Quiroz-Malca “Un poeta de alma franca y rebelde”. Lingán rinde homenaje al poeta utilizando versos de su obra poética para títulos de capítulos y subcapítulos, en base a su Poesía Reunida (2014). Quiroz, como muchos sanmiguelinos, fue a Lima a buscar nuevos horizontes. “Recién cuando estuve en Lima algunos paisanos ligados a la cultura me hablaron del poeta de los “Mármoles y vuelos”, y de “Una voz en el camino” declaró Ashe (p. 313). Luis Alberto Sánchez, en su estudio que realizó sobre la literatura peruana, derrotero para una historia cultural del Perú, indicó con justicia, que Demetrio Quiroz-Malca ha sido una estrella fugaz en la poesía peruana contemporánea (p. 315). Es tiempo de que esa estrella fugaz sea el lucero permanente de cada amanecer en niños y jóvenes del Perú.
EL POLÍTICO
Asimismo, la novela recupera y enaltece la participación y liderazgo político de Alfonso Barrantes Lingán, hombre de izquierda, recordado por su frase “Ser honesto en este país es ya ser revolucionario”. Su palabra y conducta se extraña en estos tiempos cuando la clase política ha perdido su ideología y valores (incluyendo a gente de la izquierda). El novelista, valiéndose de la expresión de su personaje, propone: “La municipalidad de San Miguel debería comprar su casa, donde ahora funciona un restaurante, y convertirlo en museo (p. 337)”. Rememora que “una mañana, mientras tomaba mi desayuno, en el noticiero Buenos Días Perú, anunciaron ¡Flash! ¡Flash! ¡Flash! ¡Flash de Panamericana Televisión! Ha fallecido el doctor Barrantes. En breves minutos, todos los canales de televisión y las emisoras de radio anunciaban, Alfonso Barrantes, fundador de IU y exalcalde de Lima, falleció en un hospital de La Habana, Cuba, víctima de un cáncer. También recordaban que fue el creador del Programa del Vaso de Leche, que favoreció a millones de personas de escasos recursos económicos. La noticia llegó el sábado 2 de diciembre del 2000″ (p. 331).
CONCLUSIONES
“Y me llamaron Ashé” presenta discurso narrativo lineal con ciertos planos intercalados en tiempos y temas, teniendo como epicentro la provincia de San Miguel y como protagonistas a la generación de paisanos del autor.
Recupera el uso de los sobrenombres en las poblaciones andinas. El personaje principal “Ashé” asume su nombre de una expresión del habla popular. El amor es un hilo conductor de las subhistorias que provienen desde la infancia. Se destaca la actitud de la juventud provinciana. En estos tiempos de rescate de lo ancestral y cultura andina, es propicio que se use el hablar andino en los diálogos de los personajes. Es muy meritorio el rescate y puesta en valor de las vidas y obras del poeta Demetrio Quiroz Malca y del político Alfonso Barrantes Lingán.
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