Escrito por: Omar Aliaga Loje
La visión conservadora y paranoica encuentra comunismo e indicios de terrorismo detrás de cada marcha de protesta. Y, también, tira el “argumento” del miedo para desacreditar esas marchas. El sábado 14 fue la marcha más intensa y multitudiniaria de la llamada generación bicentenario. Fue esa la noche más aciaga, también, por las dos vidas perdidas en Lima. Pero ese sábado es probable que la ciudad de Trujillo haya visto la marcha de protesta más masiva de los últimos tiempos. Ni en los días más caóticos de Fujimori hubo tanta gente protestando en las calles de la ciudad de la eterna primavera, coincide más de uno.
Es que si miramos por dentro de esas marchas encontraremos una heterogeneidad que explica los resultados de esta numerosa manifestación. Como lo he comentado en las redes sociales en días pasados, me sorprendió tremendamente encontrar entre los estudiantes de la universidad privada en la que dicto clases a chicos y chicas formando parte de todo este movimiento. Chicos y chicas sin ligazón política alguna, exentos de los alcances politizados de organizaciones u otras agrupaciones, salvo alguna excepción. Los estudiantes, por lo que vi, tomaron esto como un compromiso moral. Y en las marchas se veía aún más claro: había jóvenes de todas las clases, y de manera poco habitual, muchos jóvenes de clase media, aquellos que normalmente nunca salen a protestar. Las redes sociales tuvieron que ver, sin duda. Es difícil hoy estar aislado del mundo y de la coyuntura. El Instagram y el Tik Tok no escapan a eso. También se convierten en herramientas.
Por ello me resulta risible y ridículo leer y oír a personas decir que esto ha sido manejado por grupúsculos políticos interesados, que los jóvenes han sido utilizados y manipulados. No, los grupos políticos se sumaron, no generaron todo esto.
Otro apunte importante que me hizo un experto en marchas de esta naturaleza, y que estuvo en las protestas en Trujillo, es la presencia organizada y tumultuosa de los grupos feministas y LGTBI. Jóvenes en su gran mayoría, también fueron parte fundamental en el corazón de estas protestas. Los que hacen política o pretenden hacerla deberían mirar bien, y por dentro, los dinamismos de estas recientes marchas multitudinarias. Si no, seguirán dándole la espalda a sus potenciales electores y alejados de la conciencia de la gente.