En esta época tan marcada por el automatismo, la superficialidad de la vida cotidiana, el vértigo y atractivo de la comunicación electrónica, la corrupción, la violencia y el crimen, cada vez el libro y la lectura cultural se aíslan y rezagan peligrosamente, de manera que la población en general cada día lee menos y los pocos que leen lo hacen mal y peor. El mal mayormente es para los niños y jóvenes en pleno proceso de su formación espiritual, estética y cultural, es decir, con todo el entorno de su sensibilidad.
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En este escenario, los habitantes de la literatura aparecen como seres raros y desfasados y los creadores, como los poetas, peor todavía.
En el reconocimiento de esta dura realidad, sin embargo, aparecen como refrescantes oasis en el desierto vasto e interminable de la indolencia y la indiferencia las creaciones de nuestros escritores, entre ellos nuestros poetas.
MANUEL ALCALDE PALOMINO
Uno de esos tipos raros y excepcionales es Manuel Alcalde Palomino, una de las plumas contemporáneas de más alto desarrollo en la literatura cajamarquina, con vastas proyecciones a la poesía peruana en general.
El poeta estudió la secundaria en el Colegio Nacional “San Ramón” y, a continuación, se graduó como ingeniero civil en la Universidad Nacional de Cajamarca. En la misma ciudad andina formó parte del singular Grupo literario “Raíz Cúbica”, que también integraron: el ingeniero agrónomo Bethoven Medina Sánchez, el médico Angel Gavidia, el ingeniero civil Fransiles Gallardo, entre otros distinguidos miembros, todos con acreditada y reconocida producción literaria.
Intelectual atento al desarrollo cultural de su región y de su ciudad, Manuel Alcalde en poesía es autor de los volúmenes: “Olor a barro” (1976), “Para llegar al viento” (1981) y “Argumentos para volar” (2022).
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SU NUEVO POEMARIO
Inicialmente, el título de su más reciente libro puede desorientar por su connotación con la búsqueda de los ideales, de las aspiraciones por encima de las presiones materiales y prácticas, por las ansias de perfeccionamiento, purificación y liberación.
Sin embargo, la plasmación estética de su poesía se manifiesta en la búsqueda anhelante de lo sutil, delicado y sencillo; en ese persistente afán de encontrar el sentido de la vida en la asociación con las aves del campo: mundo de jilgueros, huanchacos, torcazas, gorriones, gaviotas, zorzales o colibríes; es decir, en las aves cuya atmósfera característica es la libertad, en contacto directo con la naturaleza pura, pródiga y fecunda del mundo andino.
Pero no es una poesía denoscriptiva que intenta presentarnos retratos de los pájaros, sino de centrar la atención en alguna cualidad característica y proyectarla a la condición humana. El poema que también da nombre al título del libro: “Argumentos para volar…” es harto sugerente: “Si encontrara un canto/ escalando la montaña/ volaré a lomo de viento/ tratando de rayar el cielo.// Si encontrara/ pedazos de esperanza/ más arriba de las nubes/ estos versos serán palomas mensajeras de libertad/ y de algunos argumentos para volar…”.
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ESTRUCTURA
El flamante poemario del lírico cajamarquino se divide en dos partes: la primera, que también da nombre a todo el libro, está traspasado de mundo rural andino, entre cuyos componentes se destaca precisamente el universo múltiple y multicolor de las aves, de los pájaros, de los seres cuyo desplazamiento recuerda al hombre el impulso del ideal, de la elevación espiritual por encima de las exigencias cotidianas. Bien lo sugiere este poema que lleva como título el del primer verso: “Como no sentirme pájaro / si mi camino es el viento/ si vivo entre vuelo de palomas/ y canto de gorriones./ Si mis versos tienen alas/ y en ellas viajan mis sueños”.
Poesía sencilla, fresca, espontánea y de remanso ante tanto automatismo y violencia en el vértigo de la vida contemporánea, especialmente en países y sociedades como los nuestros.
… OTROS ARGUMENTOS PARA AMAR
Como lo sugiere el título del hermoso poemario, la segunda parte es de carácter marcadamente romántico, con natural predominio del amor de pareja, que nunca pierde ni desciende su carácter tierno, sutil y delicado; siempre sobre el trasfondo sencillo y espontáneo del mundo rural andino y de su asociación con el mundo de las aves típicas: “Quizás con el tiempo nos volvamos a encontrar/ en el firmamento/ como dos estrellas de una misma constelación/ o en la Tierra/ tú como rama de sauce/ y yo como zorzal”.
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VALORACIÓN
En realidad, siendo la segunda parte marcadamente romántica, la impresión final que nos deja es que, en realidad, estamos ante un poemario que consta de dos partes o, mejor, dos poemarios: el primero más como revelación de las actitudes y cualidades de las aves del campo y su relación con lo sutil, aéreo, fugaz, sugerente e inalcanzable, pero siempre incitando a la búsqueda, al logro, al esfuerzo, al recuerdo o a la esperanza; el segundo, netamente romántico, como impulso, búsqueda, resignación o promesas.
El lenguaje, de tono marcadamente expositivo o declarativo, es de una plasmación espontánea, pura, sencilla, artísticamente notable: el poeta no necesita ni se propone retratar, describir o relatar historias; se queda en la insinuación, la evocación, la nostalgia, los anhelos insatisfechos, la esperanza posible. De esta manera, un sentimiento delicado y sutil recorre el trasfondo de los textos.
Uno de los mensajes primordiales del poeta es mostrar impresiones y emociones; su propuesta es la evocación y la nostalgia, junto a sus anhelos de no permanecer insensible, estático o indiferente; por eso, proyecta el rico impacto de sus emociones y sentimientos, precisamente a partir de lo sutil y delicado.
Poesía fresca, sin alardes técnicos con pleno dominio de sus cualidades creadoras, Manuel Alcalde nos entrega un poemario de madurez y plenitud creadoras.